Se acabó una Copa América con un desagradable sabor a Súper Bowl
Todo en la Copa América más estadounidense de la historia parecía estar a la venta y la final en Miami fue la exacerbación.
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Hace rato, hace mucho tiempo, el fútbol se fue convirtiendo en una industria pop. Comenzó con los zapatos de colores fosforescentes, los árbitros despojados del neutral negro, los escudos reemplazados por los isotipos y más detalles. En fin: es el precio de dar prioridad al negocio. Pero la Copa América 2024 pasará a la historia como la que más énfasis puso en el poderoso caballero, Don Dinero.
Bueno, alguien se preguntará ¿y que cuál es la sorpresa? Después de todo, el torneo se celebró en el país más capitalista del mundo. Y sí, los estadounidenses son una máquina de dólares. Pero esta vez se les fue la mano y la Conmebol ha sido cómplice de esta concesión en que se comercializó ¡hasta la moneda de sorteo de saque y cancha!
Todo en la Copa América parecía estar a la venta y la final fue la exacerbación. Por primera vez, hubo show musical en el entretiempo de una final, con la eterna (pero aburrida) Shakira, lo cual alteró el reglamento de los 15 minutos de descanso.
También se desnaturalizaron los himnos nacionales, venerables piezas compuestas para cantantes de ópera, para adecuarlos a los (paupérrimos) artistas de ahora. Qué dirán Alondra y Gustavo Pacheco.
Lo peor es que esta claudicación no entregó lo más importante: canchas decentes. Los cambios de césped de última hora fueron irreponsables. Como también lo fue la organización para el acceso del público en la final, aunque aquí también hubo el aporte de la proverbial naturaleza latinoamericana propensa al desorden y la viveza.
¡Pero qué importa! Es la Copa América con más asistencia de la historia. Los dueños del negocio están felices, contando los billetes que les dejó este despropósito.
Los que promueven las camisetas alternas alejadas de los colores tradicionales y que los influencers reemplacen a los hinchas en los graderíos estarán felices. Y si les proponían introducir touchdowns o balones ovalados, seguro que aceptaban.
Lo más triste es que todo indica que el Mundial de 2026 será así, con un desagradable sabor a Súper Bowl.
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