Ecuador y la mentira de la 'generación dorada'
Se ha clasificado a cuartos de final, pero no ha sobrado nada. Todo lo de Ecuador en esta Copa América ha sido más bien discreto.
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La 'generación dorada' ha sido un anhelo de toda la vida en Ecuador. Pero, lamentablemente, aquello sigue siendo más una aspiración que una realidad, porque el grupo que está participando en la Copa América 2024 es todo menos dorado. Apenas se nota el intermitente brillo de ciertas individualidades y eso es todo.
Quizás el peso de algunos nombres hizo que los infaltables afiebrados se inventaran que estábamos ante una 'generación dorada'. No todos los días se juntan un campeón de la Bundesliga, un campeón del ascenso inglés y un cotizado jugador de la Premier League, se decía.
Pero un puñado de chicos que militan en Europa no basta para creer que estamos ante el mejor Ecuador de todos los tiempos. Peor, para hablar de un 'dream team' o etiquetas así.
Para eso, primero hay que ganar algo de verdad, avanzar a semifinales de Copa América, por ejemplo. O llegar a los cuartos de final de un Mundial y, quizás, derribar a campeones del mundo como Francia o España.
Ni siquiera en el mejor momento del equipo que comandaba Reinaldo Rueda, cuando Ecuador llegó al top 20 del ranking FIFA, nos atrevimos a calificar como "dorados" a esos jugadores.
Hasta ahora, todo lo de Ecuador en esta Copa América ha sido más bien discreto, en especial los segundos tiempos. El míster Félix Sánchez Bas manda a parquear el autobús en el arco de Alexander Domínguez y todo es resistir, aguantar y sufrir. Eso no es muy dorado que digamos.
Se ha clasificado a cuartos de final, pero no ha sobrado nada. Ecuador, por volumen de juego y situaciones de gol creadas, no fue superior ni a Venezuela ni al peor México de los últimos cien años. Con Jamaica se padeció demasiado y se temió lo peor.
Qué decir del bajo nivel de algunos jugadores de los que siempre se espera más, por su talento. Y a eso agreguemos que hay piezas que ya van sobrando, como Carlos Gruezo, cuya actitud dista del profesionalismo de alguien que ha pasado 10 años en la Tricolor. Pelearse con los esforzados migrantes (que son los que más apoyan) y con un compañero de cancha indica que algo no está bien gestionado en su ánimo.
Ecuador debe asumir que es un equipo en construcción, con potencial, que cumple en las eliminatorias y que debe avanzar hacia la excelencia. Si el míster es el conductor ideal de este proceso es otra discusión. Pero no carguemos peso innecesario a este grupo, que no se ha ganado todavía la etiqueta dorada.
Quizás si el jueves derrota a Argentina, podríamos lanzar adjetivos generosos a diestra y siniestra. Pero no nos ilusionemos. Los ecuatorianos ya son un equipo eliminado, nomás que aún no les han avisado.
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