Clubes sociales esperan reabrir sus puertas en junio con tres deportes
Imagen del Quito Tenis y Golf Club, en el sector de El Condado, uno de los clubes sociales que ha sido afectado por la pandemia del coronavirus.
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Ante el cierre de actividades, decretada el 16 de marzo, los clubes sin fines de lucro, han definido tres objetivos prioritarios: cumplir con los pagos a sus empleados y proveedores, dar mantenimiento a su infraestructura y conservar la relación con sus socios.
Los socios
Para Pablo Silva, presidente del Club Terravalle, la ventaja que tienen los clubes es no depender de una actividad comercial, sino de las aportaciones mensuales obligatorias de sus socios. Esto permite tener flujo de recursos para solventar sus gastos.
Sin embargo, eso ha cambiado durante la cuarentena. Así lo explica Mario Miranda, gerente del Quito Tenis y Golf Club. "Por la crisis, muchos socios no han cumplido con los pagos".
De hecho, el Quito Tenis y Golf Club realiza un seguimiento a cada socio para conocer su situación y, de ser necesario, llegar a un acuerdo de pagos.
En el mismo escenario está el Arrayanes. Este club ubicado en Puembo hizo una proyección hasta diciembre, donde contempla un porcentaje de socios que no podrán cumplir con sus pagos.
Para el Terravalle la situación es más complicada, ya que se trata de un club que aún está en construcción y mantiene deudas que no le permiten tener liquidez. A pesar de ello, la gerencia decidió realizar un descuento del 10% en las aportaciones mensuales a todos los socios.
La infraestructura
Los pagos de los socios han servido para que los clubes puedan dar mantenimiento a su infraestructura. Para esto, el Quito Tenis permite el ingreso limitado de colaboradores.
"Tenemos a nuestro cargo un número de caballos, que necesitan atención diaria y estas personas están trabajando para darles atención”, cuenta el gerente Mario Miranda.
Arrayanes también realiza un trabajo en sus áreas deportivas, con un calendario para que sus trabajadores ingresen en turnos y bajo estrictas medidas de salubridad. Plan replicado por Terravalle.
Colaboradores
El otro compromiso es con sus empleados, con quienes cada organización ha tomado medidas distintas, de acuerdo a su realidad.
El Quito Tenis no recortó personal y ha pagado los sueldos completos de marzo y abril y espera que sea igual en mayo, según Miranda.
Algo que no aconteció con los otros dos clubes. Arrayanes tuvo que liquidar a 52 colaboradores y acogerse a las disposiciones del Ministerio de Trabajo para reducir las jornadas laborales y utilizar el teletrabajo.
Un plan similar tuvo que implementar el Terravalle, que detuvo contrataciones en el área de marketing, liquidó a profesores de sus distintas escuelas deportivas y realizó una renegociación con sus empleados para superar la crisis.
Las actividades
A pesar de las medidas, los tres representantes coincidieron en que los clubes son un lugar creado para la distracción de sus socios, por lo que mantienen distintas actividades para estar en contacto con ellos.
“Mantenemos clases virtuales de gimnasio, yoga, baile, y ejercicios de tenis con los integrantes de la escuela”, destacó el presidente del Terravalle.
Aparte de eso, el Quito Tenis ofrece clases de cocina y nutrición para sus socios. Algo similar realiza Arrayanes, que se ha fortalecido en redes sociales para brinda charlas con expertos nacionales e internacionales.
A pesar de este esfuerzo, las organizaciones saben que las videoconferencias no pueden ser una forma permanente de relacionarse con sus socios, por lo que han creado protocolos para un plan de retorno.
Todos coinciden en que existen deportes como el tenis, golf e hípica que serán los primeros en abrir sus campos de juego, pues su distanciamiento social manejable. También concuerdan que sus áreas húmedas, que incluyen piscina, duchas y cambiadores, serán los espacios que más se demorarán en estar al servicio de sus socios.
Incluso, Terravalle planificó vaciarlas y cerrar esa zona de su club, pero el costo de este proceso y de volver a ponerla en funcionamiento era mayor a mantenerla en la condición actual, con el mínimo costo.
Los clubes sociales saben que la apertura será por áreas, y el tiempo que se demoren en tener toda su infraestructura en funcionamiento dependerá del éxito de sus planes y protocolos. Están claros también en que el aislamiento cambiará radicalmente la forma en que sus socios se relacionaban hasta antes del coronavirus.
Arrayanes es el club que más ha avanzado en su objetivo de regresar a sus actividades en junio. Presentó sus protocolos al Comité de Operaciones Especiales (COE) y espera el semáforo verde para abrir sus puertas.
Este proceso lo ha hecho en conjunto con la Asociación de Clubes del Ecuador, que se formó el año pasado con 10 miembros, quienes apoyan la gestión de Arrayanes.
Por último, estas entidades no han olvidado que tienen un compromiso social más allá del deporte. El Quito Tenis cuenta con su fundación, la que se mantiene activa para ayudar a alberges, ancianatos y escuelas.
Esta fundación se mantiene de aportaciones fijas de los socios del club, pero por el momento, ese ingreso ha disminuido. Por eso, se implementó un plan de recaudación, en el que por cada dólar que aporte un socio, el club entregará otro.
Por su parte, Arrayanes entregó alimentos perecibles que tenía en su inventario al Patronato San José y mantiene su plan de apoyo a la fundación Hermano Miguel.
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