'Chucho' Bolaños: "Neymar me traía los zapatos en Santos"
Luis Bolaños fue compañero de Neymar en el Santos, equipo al que llegó seis meses después de ganar la Copa Libertadores con Liga de Quito. El ecuatoriano tiene grabado en su memoria el primer contacto con 'Ney', que hasta se ofrecía a llevarle los zapatos desde el camerino.
Luis 'Chucho' Bolaños, jugador de Deportivo Quito, después de una entrevista en el Complejo de Carcelén.
Israel Mora / PRIMICIAS
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El 'Chucho' Bolaños se siente un privilegiado y agradecido por todo lo que le dio el fútbol. El mejor momento de su carrera fue en 2008, año en el que ganó la Copa Libertadores con Liga.
Además, quedó como segundo goleador del torneo. Eso provocó que los equipos más importantes del continente se fijen en él. Uno de esos fue el Santos de Brasil.
Su arribo a Santos se dio en enero de 2009, después de que el 'Chucho' jugara el Mundial de Clubes en Japón. Llegó con mucha expectativa y despertó el interés de los compañeros y rivales. Claro, tenía en su espalda un título que cualquier futbolista que juega en Sudamérica lo quiere conseguir.
Allí compartió vestuario con Neymar Junior, que recién empezaba su carrera. Bolaños recuerda que a las pocas semanas de su llegada, el cuerpo técnico lo promovió de la reserva al primer equipo. Neymar tenía 17 años y ya sorprendía por su brillante técnica.
En una de las primeras charlas, Neymar le preguntó al 'Chucho' qué se sentía ganar la Copa Libertadores. "Yo le decía que en cualquier momento él la iba a ganar".
En una entrevista con PRIMICIAS, el 'Chucho' Bolaños dice que su retiro del fútbol está cerca, cuenta por qué le costó adaptarse en Brasil, su sueño frustrado de jugar en Emelec, los arrepentimientos en su carrera, el encuentro con Ronaldo Nazario y a qué le gustaría dedicarse en un futuro.
¿Cómo lo trata Deportivo Quito?
La verdad es que muy bien. Sabía de los problemas externos que tiene el equipo, pero estamos en la pelea. En lo personal no he tenido ningún tipo de inconvenientes, ni con con la hinchada, que es muy fiel y tampoco con la dirigencia. Me han tratado como en mi casa.
¿Qué lo mantiene vigente en el fútbol a pesar de sus 38 años?
Las ganas venir todos los días al Complejo y pisar la cancha. Uno siempre quiere seguir entrenando y motivándose. Pienso que este debe ser mi último año y hay que disfrutarlo. Estoy contento de aún tener esa fortaleza para jugar. Por suerte no he tenido lesiones y eso ha sido fundamental para seguir en el campo.
¿Ya piensa en el retiro?
Sí. Realmente ya lo estoy pensando. Esperemos terminar bien esta temporada y después veremos. Si es que las cosas se dan como tengo previsto, voy a dar un paso al costado y ver los partidos desde la tribuna. Como hincha.
¿En esta etapa el jugador se motiva más por el fútbol que por dinero?
Como siempre lo he dicho, juego porque me gusta. Tuve mi etapa de jugar fuera del país y en la Selección. Gané mucho y ahora es una transición, que quiero disfrutar. Quiero transmitirles a los más jóvenes lo lindo que es el fútbol y el saber aprovechar las oportunidades. Yo sigo entrenando como si tuviera 20 años. Quiero seguir trabajando para conseguir el objetivo de ascender con Deportivo Quito.
¿Cómo se imagina su partido de despedida?
Justo el día anterior al partido contra AV25 estaba conversando con Raúl Duarte y me preguntó si ya tenía una fecha para retirarme. Le pedí que no me retire todavía, ja. Pero ya lo he estado pensando. Esperemos hacer una bonita despedida.
¿Con Liga?
Sí. Tiene que ser con Liga, o aquí con el Quito, o con los dos. Liga fue uno de los equipos que me abrió las puertas y marcó mi carrera. Ahí me di a conocer como futbolista. Siempre voy a estar agradecido con su hinchada, con los dirigentes y con el 'Patón' Bauza.
Después de Liga, tuvo una corta etapa en Brasil. ¿Le hubiese gustado quedarse más tiempo?
Claro que me hubiera gustado quedarme más tiempo. Pero me costó mucho adaptarme. Cuando salí por primera vez estaba muy joven, vivía solo y el idioma no ayudó. Y cuando ya empecé a acostumbrarme, vinieron los cambios de equipo, que fue complicado también. Pero a cada lugar al que fui aprendí algo de mis compañeros y entrenadores.
¿En Santos fue compañero de Neymar?
Sí, fuimos compañeros. Cuando llegué, él estaba en la reserva, pero después le subieron a entrenar con nosotros. Desde el primer día, todos dijimos: es un crack, la va a romper. Me siento feliz de haber compartido con personas que ahora les veo y son grandes a nivel mundial.
¿Qué anécdota recuerda con Neymar?
Muchas cosas. Me preguntaba qué se sentía haber quedado campeón de la Libertadores. Yo le decía que en cualquier momento él la iba a ganar. Y la ganó. Además, como era juvenil, le pedía que me traiga los zapatos, corría, me traía y se ponía a conversar conmigo. Fueron experiencias muy lindas. Después salí de Santos y la rompió.
¿Y le preguntó por Liga o el fútbol ecuatoriano?
Sí. Como fui el último campeón de la Copa Libertadores y quedé como segundo goleador del torneo, estaba en lo más alto. Todo el plantel quería saber de Liga y sus jugadores. Además, justo se fue Robinho y me entregaron la camiseta con el número 7. Había mucha expectativa en Santos.
¿En Inter de Porto Alegre le pasó lo mismo en cuanto a la adaptación?
Ahí ya fue más fácil. Tenía compañeros argentinos, como Pablo Guiñazú y Andrés D'Alessandro, que eran argentinos. Fue distinto. La adaptación fue más rápida y me sentí muy bien. Ganamos torneos y ese fue el equipo que me gustó. Me hubiera gustado quedarme más tiempo.
Después pasó a San Martín de San Juan, ¿por qué solo estuvo seis meses?
Fue solo para el torneo Apertura. Liga no quiso prestarme más tiempo. Ellos tenían la intención de venderme y la idea era que esté en ritmo. Los dirigentes de San Martín querían que me quede seis meses más, pero Liga no aceptó y regresé. Pero en ese tiempo me fue muy bien. Crecí mucho como futbolista.
¿También estuvo cerca de fichar por Emelec?
Sí, estuve cerca de fichar en 2010-2011. Me llamaron, pero Liga no quería cederme. No querían que me quede en el país por el tema de la venta. Siempre me ha gustado Emelec, desde pequeño. Me hubiera gustado jugar ahí, siempre fue uno de mis sueños, pero no se dio. Igual siempre lo sigo al equipo por su hinchada.
¿Se arrepiente de algo en su carrera?
Yo he cometido muchos errores, sobre todo cuando era joven. Siempre uno se arrepiente porque pude haber dado más.
Pienso que antes era un jugador muy rebelde. Cuando estuve en México, tuve un problema con el entrenador Tomás Boy. No salí de la mejor manera de Atlas. Ellos me abrieron las puertas y era titular. El profe me sacó en un partido y salí enojado. Le insulté, él también y el lunes me comunicó que iba a entrenar con la reserva.
Después, la dirigencia me dijo que no le gustaban esos actos de indisciplina y que no iban a hacer uso de la opción de compra de mi pase. Atlas quería comprar el 100%. Inter tenía el 70% y Liga el 30%.
Justo cometí esa falla entre semana y todo cambió. Mi vida en el fútbol cambió. Volví a Liga y no tuve muchas oportunidades. Fue un jalón de orejas. Estuve muy arriba y ahí me sentí abajo. Tuve problemas en Liga, me mandaron a Chivas USA, no jugaba. No tuve regularidad por un año y medio. Ahí mi carrera tomó un rumbo diferente.
¿Cuál fue el vestuario más complicado por el que pasó?
Cada vestuario es distinto y tiene sus particularidades. El vestuario se forma con el paso de los días. Un vestuario distinto fue el de Inter de Porto Alegre, porque había gente grande, de selección, campeones del mundo. Cada uno entraba a la cancha y se mataba por ser el mejor. Después salíamos de la cancha y a veces saludábamos, otras veces no.
En Liga, por ejemplo, fue un camerino más humilde. Todos nos hablábamos como una familia. Si a uno le faltaba algo, le apoyábamos. Ese grupo fue muy bueno. Desde el utilero hasta la cabeza. Todos estábamos juntos y por eso conseguimos cosas grandes.
En Ecuador uno comparte y se ríe con los compañeros. En Brasil, en cambio, las cosas son distintas. Llegas, entrenas y listo. La cultura es diferente.
¿A qué jugador admiraba de niño?
Siempre me gustó Ronaldo Nazario. Y tuve la oportunidad de jugar contra él cuando estuve en Santos. No lo creía. Siempre quise enfrentarlo.
Antes de su retiro, él fue a Corinthians y jugamos una final. Estábamos en la cancha y le di la mano. Me quedé asombrado. En ese momento quería pedirle una foto. En vez de jugar le veía los zapatos, de pies a cabeza. Le pude dar un abrazo y le dije que siempre fue mi ídolo.
También me gustaba Álex Escobar y Álex Aguinaga. Aprendí mucho de ellos. Me enseñaron mucho y agradecido con ellos.
¿Cómo es el día a día en Deportivo Quito?
Es complicado. Uno vive el día a día. Nosotros venimos a trabajar como que no pasara nada. Nos entrenamos para el fin de semana con el objetivo de jugar bien. Lo extrafutbolístico no nos compete. Somos trabajadores del club y cumplimos con nuestra labor. Pero es difícil venir y que el viernes nos digan no van a jugar. El ánimo se va para abajo.
Eso incide en el rendimiento. De lunes a viernes trabajamos al 100%. Venimos acá, estamos dos horas entrenando, pero mentalmente es un bajón cuando no podemos jugar. Pero la gente grande tiene que saber manejar eso.
¿Qué hace aparte de jugar en Deportivo Quito?
Tengo una academia de fútbol que la manejan mis hermanos y cuando puedo voy con los chicos, son de 7 a 15 años, no voy todos los días, tengo mi imagen y temas publicitarios para ir a eventos y cosas que hago de vez en cuando.
¿A qué le gustaría dedicarse en un futuro?
Siempre he pensado en ser un cazatalentos. He tenido contacto con gente de Brasil y con mis empresarios, me han extendido su apoyo para viajar por ciudades, ver jugadores jóvenes. Creo que tengo visión. Me quieren dar esa confianza para hacer ese trabajo y ser representante y apoyo para los chicos. Darles buenos consejos para que tomen buenas decisiones.
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