De pelear en la calle al programa de desarrollo de UFC: La historia de los gemelos Luna Martinetti
Los peleadores ecuatorianos, Adrián y Andrés Luna Martinetti, son dos de los cuatro 'tricolores' que entraron al programa de desarrollo de la UFC. Desde mayo podrán recibir oportunidades para ingresar a la industria.
Adrián y Andrés Luna Martinetti, durante un entrenamiento en el programa de desarrollo de UFC, en México.
Omar becerril
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El trayecto fue largo, pero la meta nunca había estado tan cerca y con exceso de garantías. Adrián y Andrés Luna Martinetti, peleadores ecuatorianos de 28 años de edad, son dos de los cuatro 'tricolores' que forman parte del programa de desarrollo de UFC y que, desde este mes de mayo, podrán recibir la chance de entrar a la industria más importante de artes marciales mixtas.
Los gemelos, oriundos de Guayaquil, fueron descubriendo la pasión por pelear desde adolescentes. Pero siempre de la mano.
"Yo empecé a entrenar porque quería pelear más en la calle. Como era muy flaco, eso me creaba inseguridad. Aún así peleaba sin saber hacerlo. Pero de a poco mis rivales eran más altos, mejores físicamente, y me propuse ser el rey del 'puñete' en la calle", confiesa Andrés (récord de 14-1) vía telefónica, desde México.
Entonces lo que empezó como un acto de rebeldía se convirtió en talento potencial. Y conscientes del poco o nulo mercado que tienen las artes marciales mixtas en el país, tomaron la decisión de mudarse a Tijuana hace casi tres años junto con un grupo importante de peleadores, entre los que también destacan Michael Morales (actualmente en UFC) y Aaron Cañarte.
En el país azteca tampoco fue sencillo, aunque las oportunidades fueron mayores. "Empecé a dividir mis entrenamientos. Iba al gimnasio por la mañana y en la tarde trabajaba. Me encargaba de distribuir plásticos en una empresa en Tijuana", comenta Adrián (14-1), actual campeón UWC (Ultimate Warrior Challenge) en las 135 libras, con 12 victorias al hilo.
Los hermanos Luna Martinetti pudieron consolidar su carrera e historial profesional en México, pero era momento del siguiente paso. Andrés, a diferencia de su hermano, ya tuvo su chance sagrada para ganarse un contrato con UFC, al ser llamado a participar del Dana White Contender Series.
"No sé cómo llegó la oportunidad, mi coach solo me dio la noticia mientras entrenaba. Le metí con todo. Yo creo que fue el mejor campamento que hice, pero fue la peor pelea que hice", reconoce de aquella derrota frente al brasileño Alessandro Costa, en julio de 2022.
Desde que se mudaron de país y fueron sumando combates a su récord profesional, los Luna Martinetti son un "libro en blanco" que les permitió receptar técnica y conocimiento.
Durante ese proceso, la llegada del programa de desarrollo era una realidad sin fecha específica, factor que les limitó en cuanto a tomar nuevas oportunidades. "Yo iba a ir a Tailandia a finales del año pasado y mi coach me pidió que me espere por el programa. Pero este se fue postergando", cuenta Adrián.
Sin embargo, mientras UFC completaba el staff y analizaba posibles prospectos, el cuerpo de entrenamiento de ambos peleadores ya había enviado sus nombres a la industria. Y la convocatoria llegó, como suele pasar, cuando menos lo esperaban.
Tanto Adrián (molestia en la rodilla) como Andrés (lesión en la muñeca) atravesaban complicaciones físicas al momento del llamado, pero acordaron no comunicarlo ante la posibilidad del rechazo.
"Decidimos ambos lanzarnos a las pruebas y quedamos. UFC paga el tratamiento, me he ahorrado mucho dinero, tienen gran tecnología", reconoce Andrés.
¿Qué tan complejo fue quedarse en el programa?
El nivel de los aspirantes era muy alto, sobre todo porque los peleadores que llegaron para hacer las pruebas se conocían entre sí.
"Los entrenadores veían cada detalle de ti para ser parte del programa. Hasta tu forma de comer. No podría decirte algo en específico. Había alguien por ejemplo que era una máquina en el jiu-jitsu y no quedó. Eso me sorprendió", recuerda Adrián. "Lunes y martes fueron días para entrar en calor. Miércoles, jueves y viernes fueron los días para las pruebas de fondo".
Las pruebas, según cuentan, se basaban en fuerza física y otras, por ejemplo, ponían a prueba tu habilidad en el jiu-jitsu para escapar de posiciones desfavorables. Y en golpeo, se centraban en la creatividad del peleador.
Una vez dentro del programa, la preparación es absoluta para crear y terminar de pulir a unas "máquinas" de combate.
Se levantan a las 06:00, a las 07:10 se dirigen al gimnasio porque a las 8:00 está listo el desayuno. Tienen descanso hasta las 9:00, cuando empieza un horario de lucha.
Luego se bañan y descansan hasta las 12:00 que almuerzan. A las 14:00 tienen un entrenamiento personalizado, dependiendo de cada peleador. Finalmente, a las 15:00 se enfocan en la preparación física, para cerrar con sauna y estiramientos a las 16:00.
"Yo creo que estoy en el nivel para ser llamado al Dana White Contender Series, que me den un combate de corto aviso en reemplazo de alguien o una pelea para ingresar directamente a UFC", reconoce Adrián, número uno del ranking en Latinoamérica.
"Estoy seguro que al que me pongan en frente le arrancaré la cabeza, o me muero ahí mismo. Haré todo lo que esté a mi alcance, al menos, para saber que lo di todo".
¿Esta sería la última chance para cumplir el sueño?
La edad es el mayor enemigo de quienes luchan, literalmente, por cumplir el sueño de llegar a UFC. Sin embargo, ejemplos como el de Carlos Vera (ecuatoriano que debutó en la industria con 36 años de edad), cambian el panorama.
"Hace unos dos años pude haber pensado que mis oportunidades de llegar a UFC se acababan, pero tengo un amigo español que entró a la industria con 37 años", cuenta Adrián.
Antes, la edad era una de sus mayores preocupaciones, pero Adrián entendió que todos tienen su carrera y van a su ritmo. "Sé que mi momento va a llegar. Me mantiene calmado eso".
Andrés, por su parte, coincide con la mentalidad de su hermano y resalta el aporte físico y tecnológico que tienen a disposición dentro del campamento. "No creo que esta sea una de mis últimas chances de llegar a UFC. Creo que tengo buena edad, buena experiencia y he estado por más de tres años a un paso de conseguirlo. Yo creo que la vida quiere una mejor versión de mí, quizá en su momento no estuve preparado".
"Tenemos un equipo muy sólido. Simplemente es cuestión de tiempo", finalizó Andrés, quien ya tuvo dos llamados previos para asumir una pelea de corto aviso dentro de la industria, pero que por diferencias ajenas no se pudieron concretar.
Los guayaquileños Luna Martinetti se suman a Cristhian Rivas y Eidy Macías, quienes completan la cuota ecuatoriana dentro de los elegidos para el programa de desarrollo de UFC. Desde mayo, la ruta hacia el octágono inicia, con sobra de talento y con deportistas mejor preparados.
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