Rusia prohíbe al movimiento LGBT y lo tacha de "extremista"
Tras el fallo, las organizaciones de derechos humanos de Rusia acusaron al Estado de querer controlar las creencias de los ciudadanos.
Banderas del movimiento LGBT, durante una concentración en San Petersburgo, Rusia.
EFE
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El Tribunal Supremo de Rusia prohibió este jueves 30 de noviembre de 2023 el movimiento internacional LGBT en ese país, al considerarlo una "organización extremista", a petición del Ministerio de Justicia.
"Reconocer el movimiento internacional cívico LGBT como una organización extremista y prohibir sus actividades en territorio de Rusia", dictaminó el juez, Oleg Nefédov, según informa la agencia Interfax.
La medida, que tiene efecto "inmediato", prohíbe la propaganda, la publicidad, el generar interés y animar a integrar las filas del movimiento LGBT.
Eso sí, según la fuente, el fallo "no afecta al derecho de los ciudadanos a la vida privada", ya que la homosexualidad dejó de ser un delito en este país en 1993.
La vista transcurrió a puerta cerrada y sólo contó con la presencia de representantes del Ministerio de Justicia, que remitieron la demanda el pasado 17 de noviembre.
Activistas LGBT crearon en el último momento la organización Movimiento Internacional Cívico LGBT, que hasta entonces no existía, con el fin de defender los derechos del movimiento, pero no fueron invitados a la vista.
El demandante, el Ministerio de Justicia, expuso que se detectaron "tendencias extremistas", lo que incluye "la incitación al odio social y religioso", en las actividades de dicho movimiento.
Organizaciones reaccionan
Organizaciones de derechos humanos rusas se dirigieron la víspera al Supremo para que no reconociera el movimiento LGBT como extremista, aduciendo que "es imposible" considerar un movimiento cívico a una serie de personas que pertenecen a un grupo social o están unidos por cualidades personales concretas.
"Esto sería tan absurdo como, por ejemplo, llamar movimiento social a todos los pensionistas o a la gente que pertenece a una particular etnia", apuntaron.
Además, acusaron al Estado de querer "controlar las creencias" de los rusos, al tiempo que inculcan "los valores familiares 'tradicionales', supuestamente incompatibles con las actividades de dicho movimiento".
Los activistas advirtieron de que los organizadores del movimiento podrían ser condenados a 10 años de cárcel, a lo que hay que sumar que será perseguido cualquiera de sus integrantes.
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