¿Qué pasa en Nueva Caledonia? Cinco datos clave para entender su grave situación
Las mortales protestas en Nueva Caledonia provocaron la declaración del estado de emergencia. Esta es su situación actual.
Bloqueo de carreteras en Noumea, territorio francés de Nueva Caledonia en el Pacífico, el 23 de mayo de 2024.
AFP
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El archipiélago francés de Nueva Caledonia está sumido desde hace ocho días en sus peores disturbios desde hace 40 años por una controvertida reforma del censo electoral, que obligaron al presidente Emmanuel Macron a viajar a esta excolonia del Pacífico.
Así, desde este jueves 23 de mayo de 2024, Macron intentará que se retome el diálogo en el archipiélago y, con ello, dar fin a los cruentos enfrentamientos.
A continuación, cinco datos clave para entender la situación actual:
Colonización
El 24 de septiembre de 1853, por orden del entonces emperador Napoleón III, Francia tomó oficialmente posesión de Nueva Caledonia, territorio situado a unos 18.000 kilómetros de la metrópolis y a 2.000 de Australia.
El asentamiento se caracterizó a partir de 1864 por la colonización penal, con más de 20.000 convictos detenidos allí hasta 1897.
Miles de presos políticos, entre ellos la poetisa anarquista Louise Michel, fueron deportados a partir de 1871, cuando se reprimieron violentamente la Comuna de París y otra insurrección en el norte de la entonces Argelia francesa.
Las autoridades crearon "reservas" para los pobladores originarios que se vieron desposeídos de sus tierras y sometidos a trabajos forzados.
La extracción del níquel provocó varias oleadas migratorias, sobre todo desde Asia, Tahití y las Antillas.
Canacos y "caldoches"
Unos 271.400 habitantes, según el último censo de 2019, viven en este archipiélago, cuya superficie es similar a la de El Salvador.
Las dos principales comunidades son los canacos (41%), pobladores originarios, y la comunidad europea (24%), que incluye a los "caldoches", descendientes de los colonos blancos.
En 1878, estalló una revuelta canaca contra el despojo de sus tierras. Unos 600 insurgentes y 200 europeos murieron, se aniquilaron tribus y 1.500 canacos fueron obligados a exiliarse.
Aunque Nueva Caledonia dejó de ser una colonia en 1946 para convertirse en un Territorio de Ultramar francés y los canacos obtuvieron la nacionalidad francesa y el derecho a voto, hubo nuevos enfrentamientos en la década de 1980.
Descolonización
En 1988, los acuerdos de Matignon sellaron la reconciliación mediante el reequilibrio económico y el reparto del poder político. Y el pacto de Numea otorgó en 1998 al archipiélago un estatuto único dentro de Francia, basado en una autonomía progresiva.
En este marco se celebraron tres referendos. En los dos primeros, alrededor de un 55% de la población votó no a la independencia.
En el último, convocado en 2021, el no obtuvo un 96,5% de votos, pero los independentistas, que habían llamado a boicotearlo por celebrarse en plena pandemia de Covid-19, impugnaron su validez.
El Comité Especial de Descolonización de la ONU sigue considerando Nueva Caledonia como uno de los 17 "territorios no autónomos del mundo".
La crisis del níquel
Aunque predomina el sector terciario, casi una cuarta parte de los empleos del sector privado están vinculados al níquel.
Nueva Caledonia es el tercer productor mundial de este mineral utilizado para fabricar acero inoxidable y baterías para vehículos eléctricos.
Pero el sector atraviesa una grave crisis debido a la caída de los precios, los costos energéticos y la competencia extranjera.
Para los independentistas es un sector crucial, ya que el níquel es la base de una independencia viable, y abogan por una transformación en origen.
Controvertida reforma
Los nuevos disturbios estallaron el 13 de mayo en respuesta a una reforma del censo electoral promovida por el gobierno francés que, según los líderes canacos, diluirá su influencia en las instituciones locales.
El acuerdo de Numea congeló el censo para las elecciones provinciales a los votantes inscritos en 1998 y sus descendientes, pero la reforma prevé incluir a las personas radicadas allí desde hace diez años.
A falta de un acuerdo entre independentistas y partidarios de Francia, Macron advirtió que presentaría la controvertida reforma para su votación final por el Parlamento bicameral francés "antes de finales de junio".
Pero bajo presión, sobre todo de la oposición que lo responsabiliza de la situación, el presidente busca con su viaje "retomar el hilo del diálogo" político y "anticipar la reconstrucción económica", según su primer ministro Gabriel Attal.
Aliados de Macron, las oposiciones de izquierda y de extrema derecha, e incluso algunas voces no independentistas de Nueva Caledonia le urgieron a paralizar la reforma.
Los disturbios provocaron la muerte de seis personas, entre ellas dos gendarmes, y la declaración del estado de emergencia.
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