Caos en Israel por los rehenes y las muertes causadas por Hamás
Desesperación, caos y paranoia cunden en el sur de Israel, cerca de la frontera con Gaza, en el segundo día de guerra contra el movimiento islamista Hamás.
Fuerzas de seguridad de Israel se protegen de los milicianos de Hamás, en la frontera con Gaza.
EFE
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Las sirenas de patrullas y ambulancias, y el estruendo de los cohetes constantemente lanzados desde la Franja de Gaza -hasta ahora 3.300 proyectiles- resuenan en las ciudades de Israel que colindan con el enclave palestino.
Desesperación, caos y paranoia son la tónica cerca de la frontera con Gaza, durante el segundo día de guerra contra el movimiento islamista Hamás, cuyos milicianos se escabullen entre los poblados israelíes, mientras los habitantes buscan atormentados a sus familiares asesinados o secuestrados.
Columnas de humo negro salen de las colinas que bordean las carreteras, minadas de puestos de control donde las fuerzas israelíes, fuertemente armadas y listas para disparar, escudriñan a los pasantes tratando de encontrar a milicianos furtivos.
Un equipo de la agencia periodística EFE desplegado en la zona fue obligado a descender de su vehículo mientras era encañonado por varios agentes e incluso un civil armado, al pasar unos de los retenes carreteros cercanos a la ciudad de Ashkelon.
Alta tensión
El ambiente de alta tensión en las rutas de esa zona, donde previamente se desató una balacera, hizo que los uniformados confundieran este 8 de octubre a un israelí con un miliciano, y lo mataran a tiros por error. Y en la cercana Sderot, un israelí que viajaba en un todoterreno fue herido por las fuerzas al negarse a detenerse.
La atmósfera nerviosa en Israel revela el trauma de haber sido tomado por sorpresa el sábado por una ofensiva masiva de Hamás, que además de atacar por aire logró infiltrar en territorio israelí un número indeterminado de milicianos. Esos infiltrados han masacrado a civiles y secuestrado a más de 100 personas para intercambiarlas por presos palestinos.
"No sabemos cuántos terroristas hay en Israel, pueden ser miles. Cualquiera que va por la calle puede ser un terrorista disfrazado de judío religioso o de soldado", comenta Hana, una residente de Lod, a 80 km de Gaza, quien rehúsa a revelar su apellido por miedo a ser identificada por milicianos.
"Lo peor no es que los terroristas estén en Israel, sino los israelíes que están en Gaza, secuestrados por Hamás, que son peor que animales. Se llevaron niños, mujeres, ancianos y masacraron pueblos judíos, como en la Segunda Guerra Mundial", comenta su esposo Joseph.
Él, como el resto de israelíes, está atormentado por las imágenes de prensa que muestran cadáveres ensangrentados y esparcidos en poblados israelíes aledaños a Gaza.
El Ejército israelí evacuó este 8 de octubre a residentes israelíes en una veintena de comunidades, y asegura haber matado a más de 400 milicianos palestinos.
El contrataque con bombarderos de Israel sobre la Franja de Gaza y la caza de milicianos en territorio israelí, sello la declaración de una guerra que ha dejado más de 700 muertos y 2.200 heridos del lado israelí, y más de 400 muertos y 2.300 heridos en el enclave.
Israel prometió "responder con toda la fuerza", mientras miles de reservistas se congregan para enrolarse en las tropas, por lo que se espera un conflicto largo e intenso.
Israel teme por los desaparecidos
En una comandancia policial en Lod, que funciona como centro de denuncia de desaparecidos, decenas de israelíes entregan los datos personales -nombre, señas físicas como lunares o tatuajes o muestras de ADN- de los seres queridos que no han podido localizar desde que estalló la guerra.
Todos salen trastornados, algunos llorando, otros sin poder articular palabra o beber el agua que les ofrecen a la salida.
"Vine para rescatar a mi hija, está secuestrada en Gaza. Vi un tiktok donde aparece rodeada de terroristas", contó un corpulento israelí que disimulaba el llanto detrás de gafas oscuras.
Este hombre -que pidió el anonimato- contactó a su hija por última vez mientras la joven de 30 años se encontraba en un festival musical en el desierto del sur de Israel, que celebraba el Sucot, una fiesta judía.
El concierto fue interrumpido por la sirena antimisiles e inmediatamente grupos de milicianos armados abordo de camionetas abrieron fuego en todas direcciones.
Keren Zelig, israelí de 27 años, también perdió allegados en el incidente: "Varios de mis amigos están desaparecidos. Estaban en la fiesta del desierto y ahora no sabemos dónde están".
"Otro de mis amigos salió en motocicleta para un viaje en carretera y no regresó. Era una cita con una chica, se supone que sería un viaje encantador, pero el muchacho fue asesinado y la chica huyó", explicó.
Hasta hora se desconoce el número total de israelíes desaparecidos.
Uno de los secuestros que más ha marcado a la sociedad israelí es el de Yaffa Adar, una anciana de 85 años residente del kibutz Nir Oz, junto a Gaza, que apareció en un video abordo de un vehículo conducido por milicianos armados.
"Cuando pudimos ir a la casa de mi abuela, estaba todo destrozado, reducido a cenizas. La buscamos y no estaba ahí. Luego vimos los vídeos difundidos por Hamás, de cómo se la llevaban a Gaza", contó Adva, su nieta.
"Se la han llevado sin sus medicinas para el dolor. No me puedo imaginar cómo está, sin poder medicarse, no sé si estará tomando agua o si le están dando de comer", relató entre lágrimas.
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