¿Quién era Alexéi Navalny, el enemigo número uno de Putin que murió en prisión?
Alexéi Navalny lideró las mayores protestas antigubernamentales en Rusia y sacó a la luz casos de corrupción que enfurecieron al Kremlin.
El líder opositor ruso Alexéi Navalni.
EFE
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Alexéi Navalny, enemigo número uno del presidente ruso, Vladímir Putin, murió este viernes 16 de febrero de 2024 en prisión. Era un bloguero, abogado anticorrupción y organizador de las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de la Unión de Repúblicas Soviéticas (URSS).
Navalny tenía 47 años. Era el faro de la primera generación libre en la historia de Rusia. El Kremlin era tan consciente de ello, que en medio de la campaña militar en Ucrania, la Justicia rusa le impuso la última de sus penas, con lo que sumaba casi 30 años de cárcel.
"Vladímir el envenenador", así es como Navalny llamó en febrero de 2021 al jefe del Kremlin durante el primero de los juicios en su contra, procesos políticos criticados por la oposición rusa y Occidente.
Sus inicios fueron al grito de "Rusia sin Putin"
Navalny estudió Derecho en la Universidad Estatal de Moscú. En esa época participó activamente en movimientos estudiantiles y fue miembro del partido liberal Yábloko, de donde fue expulsado por sus ideas nacionalistas.
Pero su ostracismo duraría poco, ya que en las elecciones parlamentarias de 2011 logró organizar las mayores protestas antigubernamentales desde la caída de la URSS al grito de guerra "Rusia sin Putin".
Al año siguiente dio el gran salto a la política al presentar su candidatura a las elecciones a la Alcaldía de Moscú, donde logró casi un tercio de los votos, un hito sin precedentes para la oposición extraparlamentaria.
De político incómodo a "amenaza"
Trabajó como abogado y luego se convirtió en un reconocido bloguero y activista. Fundó el Proyecto Anticorrupción, para investigar y exponer los casos de corrupción en Rusia.
La animadversión de Putin, que nunca le llamaba por su nombre, nace de las numerosas ocasiones en las que el opositor ha sacado a la luz las vergüenzas de aliados del Kremlin, a los que denunciaba con su dedo acusador en las redes sociales lejos del alcance de la censura.
Para el látigo del Kremlin no había tabúes a la hora de denunciar la corrupción en la administración pública. Sea el primer ministro, Dmitri Medvédev, el presidente del Parlamento o de un banco estatal, el fiscal general o la esposa del portavoz presidencial.
El líder opositor ya no era sólo un incordio, sino una amenaza. Desde entonces, fue condenado a sendas penas de cárcel por presuntos delitos económicos, que le inhabilitaron como candidato al Kremlin, y ha sido atacado físicamente en varias ocasiones
El envenenamiento
La paciencia del Kremlin con Navalny se terminó en agosto de 2020. Entonces, según la oposición extraparlamentaria, las autoridades dijeron basta y decidieron eliminar al político ruso con mayor tirón en Occidente.
"Putin ordenó mi asesinato", dijo Navalni tras recuperarse en Alemania del envenenamiento con un agente tóxico de la familia Novichok.
La operación secreta de los servicios especiales salió rematadamente mal y Navalny volvió a mediados de enero pasado a Rusia, cual ave fénix, para desafiar al líder ruso.
Pero el Kremlin le estaba esperando. Las autoridades aprovecharon su negativa a presentarse ante las autoridades por un antiguo caso penal para enviarle a prisión.
Su última batalla desde prisión
Navalny era el opositor con más gancho electoral, pero tras ser víctima de un intento de asesinato a manos del Servicio Federal de Seguridad (FSB) se convirtió en una celebridad en el exterior.
Incluso entre rejas, lograba influir en las elecciones con su programa Voto Inteligente, que consiste en elegir entre los candidatos con más opciones de desbancar al candidato del partido del Kremlin.
Poco después de llamar a votar a cualquier candidato menos a Putin en las presidenciales de marzo próximo, Navalny fue trasladado de manera clandestina a la prisión ártica donde hoy ha muerto.
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