Adiós al 'Guayaquil caliente': Si llega La Niña, temperatura podría bajar a 17 grados
El rápido enfriamiento del océano tras el fenómeno de El Niño desconcierta a oceanógrafos, al punto de que el trimestre junio-agosto podría marcar una transición a La Niña, con una caída de temperaturas de hasta dos grados y ausencia de lluvias en la Costa.
Guayaquil registra noches más frescas y días mayormente nublados. Imagen referencial de Paraíso de la Flor, en el noroeste de Guayaquil.
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Tras un inicio de año con picos de más de 36 grados centígrados y un aumento en el consumo eléctrico por climatización, las temperaturas nocturnas comenzaron a caer en Guayaquil hasta los 21°C. Y en el horizonte hay días todavía más frescos si se instaura La Niña.
Esta caída en los registros de los termómetros se asocia con la disminución de la temperatura del mar frente a la Costa, ya que El Niño se declaró inactivo el 20 de mayo en Ecuador. Pero el acelerado enfriamiento del océano desconcierta a los expertos.
La probabilidad de que se configuren las condiciones de La Niña es del 60 % para los meses de julio a septiembre, y hasta el 70 % entre agosto y octubre próximos.
Es más, la etapa de transición hacia el desarrollo del fenómeno podría iniciarse desde este mismo mes de junio (50% de probabilidad), informó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El capitán de fragata Luis Morales, del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Inocar), dice que la actual caída de temperaturas en Guayaquil, y en la Costa en general, obedece por ahora al cambio habitual de la etapa lluviosa a la seca.
Tradicionalmente los meses más fríos son julio, agosto y septiembre, dijo. Mientras que un fenómeno de La Niña implica una caída de temperaturas aún mayor, de hasta dos grados bajo el promedio habitual, además de ausencia de lluvias en el Litoral.
De hecho, en el largo periodo de La Niña -que se extendió entre 2020 y 2023- en Guayaquil la marcación en los termómetros durante la noche y madrugada cayó hasta los 17,7°C en sectores como Puerto Hondo, al oeste de la ciudad.
Ese sector de la vía a la Costa registra las temperaturas mínimas más bajas en la ciudad: 17,3°C en septiembre de 2019, por ejemplo.
Cambio repentino entre calor y enfriamiento
El fenómeno de El Niño que acaba de concluir se consideró moderado, con un incremento de casi dos grados en la temperatura del mar. Aunque no hubo un impacto significativo en las precipitaciones costeras a falta de un acoplamiento con la atmósfera.
El coordinador de Asuntos Oceanográficos del Inocar dijo que El Niño y La Niña son fases del fenómeno climático que alterna entre etapas de calentamiento y enfriamiento en el océano Pacífico.
A su vez inciden en la temperatura del aire y en las precipitaciones, debido a la mayor o menor acumulación de vapor a la atmósfera.
Sin embargo, Morales destacó la velocidad con la que están ocurriendo estas transiciones. "La variación entre El Niño y La Niña, entre fase cálida y fría, era de unos cuatro a siete años. Pero en los últimos años hemos visto cambios repentinos, con solo meses de diferencia", agregó el oficial.
Esta inusual rapidez ha desconcertado a los científicos, quienes están considerando el posible impacto del cambio climático y el calentamiento global en estos fenómenos.
"Pasamos de una fase fría a una caliente en 2023 y ahora estamos viendo una rápida vuelta a condiciones más frías", comentó.
¿Cuándo se configura La Niña?
Las temperaturas del océano frente a las costas ecuatorianas han regresado a niveles normales, alrededor de 21 grados. Y para que se configure el fenómeno se requieren anomalías negativas, al menos de 0,5 grados debajo de lo habitual.
"Para que se declare oficialmente un evento de La Niña, necesitamos observar condiciones anómalas durante al menos tres meses consecutivos", añadió .
Morales explicó que, basándose en la tendencia de los datos actuales y modelos numéricos globales, se espera un enfriamiento significativo del océano entre julio y agosto. Es decir, en esos meses podría comenzar a materializarse La Niña, en etapa de desarrollo.
Mientras que el pico máximo del evento climático podría darse desde septiembre hasta enero de 2024. Siempre en condicional, porque hasta el momento se trata de predicciones que apuntan a La Niña y aún se requiere monitoreo continuo para confirmar esta transición.
La Niña puede durar de nueve meses a tres años y se clasifica en débil, moderada y fuerte. De desarrollarse en los próximos meses en el Inocar esperan contar con datos más concretos sobre duración e intensidad hasta septiembre.
Para Ecuador, La Niña significa bajas temperaturas atmosféricas en la Costa, sequía que afecta a productos como el banano y menores niveles de captura de la pesca industrial. En cambio, beneficia a la pesca artesanal, golpeada el año pasado por las condiciones más cálidas.
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