Cercanía con fuerte militar paraliza obra de pavimentación en el norte de Guayaquil
Los trabajos y cierres viales en la avenida Teodoro Alvarado Oleas iniciaron en junio de 2023 y, tras casi un año, la obra aún no concluye. El municipio espera una autorización para remover totalmente un cerramiento militar.
Estado de un tramo de la avenida Teodoro Maldonado Oleas, sin pavimentar desde hace un año. La vía limita con un muro del Fuerte Militar Huancavilca, en el norte de Guayaquil.
PRIMICIAS
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El polvo que levantan los vehículos en la calle se queda en la garganta, afectando la salud de los vecinos. Y el problema de acceso deprime a los negocios. Las molestias por la pavimentación de la avenida Teodoro Alvarado Oleas, en Guayaquil, se extienden por casi un año.
Tramos sin carpeta asfáltica, excavaciones para la base del pavimento, montículos de tierra y basura o grandes huecos entre tramos pavimentados se extienden por dos kilómetros de la vía que conecta la cooperativa Carlos Magno con la Juan Montalvo, al norte de la ciudad.
La obra de ampliación y pavimentación con hormigón (cemento portland), entre el Cuerpo de Bomberos (cerca a la Francisco de Orellana) y la vía Daule, limita con el Fuerte Militar Huancavilca. Y eso tiene el contrato suspendido, por segunda vez, desde el 7 de marzo.
El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, abordó la problemática en un enlace radial y explicó que los retrasos en la conclusión de la obra se deben a la falta de autorización por parte del Fuerte Militar para continuar con las obras.
“Hemos aceptado todas las condiciones impuestas por los militares en un convenio macro, incluyendo la construcción de barracas y una cancha de vóley”, explicó Alvarez. La obra ya debió estar terminada -dijo-, pero se ha visto frenada por la falta de respuesta y permisos.
El alcalde destacó que el contratista está cumpliendo con el contrato y que el municipio ha hecho esfuerzos para mantener el proyecto en marcha. Por la falta de una firma de autorización, la obra se ha suspendido dos veces: por 81 y 61 días respectivamente.
USD 5 millones y 11.000 vehículos día
La Dirección de Obras Públicas informó a PRIMICIAS que se requiere de la autorización de ingreso al batallón debido a que los trabajos de ampliación de dos a cuatro carriles incluyen la remoción total de cerramiento del fuerte militar, conocido también como Quinto Guayas.
Todo el cerramiento será removido para su reposición en una nueva línea de lindero, lo cual debe hacerse en coordinación con las autoridades militares y la validación del Ministerio de Defensa. De hecho, parte del nuevo cerco registra avances en un tramo de la obra.
El contrato tiene un valor de USD 5,3 millones informó Obras Públicas, y el Municipio ha realizado pagos al contratista por USD 1,9 millones, lo que representa el 37% de la ejecución de la obra.
Tradicionalmente, 11.044 vehículos circulaban por la vía asfaltada, según el estudio de tráfico. Y la ampliación de la avenida promete convertir a ese corredor en una avenida más transitada, pues conectará de forma expedita a dos arterias: la Francisco de Orellana y la vía a Daule.
Según el Municipio, los retrasos con la autorización para mover el muro se deberían a prevenciones de seguridad por la cercanía con Juan Montalvo. Se trata de un sector popular con presencia de bandas criminales, golpeado por delitos como el robo y la extorsión.
El proyecto prevé la construcción de aceras y bordillos al lado del nuevo cerramiento del fuerte militar, mientras que hasta ahora la carretera está pegada a la pared del batallón. Este jueves 23 de mayo obreros trabajaban en la construcción de un ducto cajón.
“No queremos excusas”
Los vecinos de la cooperativa Carlos Magno urgen al Municipio a agilizar las gestiones, retomar las labores y a establecer una fecha concreta para la finalización de la obra.
Los retrasos generan pérdidas económicas y plantean una serie de dificultades diarias para los habitantes de la zona.
Janeth Ponce, quien cuenta con un comedor en su casa, dice que los cierres de la vía que iniciaron en junio de 2023 han ahuyentado a la clientela. Solo está vendiendo entre 15% y 20% de los almuerzos que ofrecía y eso porque entrega a domicilio, explicó.
“Mi nieta de 2 años tiene una semana enferma de la garganta. Y los adultos también andamos enfermos. No queremos excusas, sino que solucionen rápido el problema”, dijo.
El dueño de una tienda dice que las ventas han disminuido al 20% o 30% de lo habitual, antes del inicio de los trabajos. “Gasto más energía en los congeladores de lo que vendo, no hay donde parquear y nadie circula por la calle a no ser que viva aquí”,.
Daniel Parra, otro residente, riega constantemente la vereda de su casa, para aplacar la polvareda. No obstante, una pátina de polvo lo cubre todo en su casas. “Si no tenían los permisos no debieron comenzar a trabajar, nos hubieran dejado la vieja carretera”, reclamó.
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