Fiestas julianas: Estas son las casas más angostas de Guayaquil
En el centro y la zona del centro-sur de Guayaquil, destacan viviendas por su inusitada estrechez, que desafían los cánones de espacio y diseño urbano.
Una vivienda abandonada, la casa Isabelita Quinto, se ubica entre dos edificios en la calle Vélez, entre Quito y Pedro Moncayo, en el centro de Guayaquil.
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Se construyeron como una suerte de viviendas-pasillos y son tan estrechas que pueden pasar inadvertidas para el caminante desprevenido. Dos de las casas más angostas de Guayaquil lucen como cuñas incrustadas entre grandes edificaciones.
El centro y centro-sur de la ciudad esconden estas curiosidades arquitectónicas. Un edificio de tres plantas y fachada colonial, tiene solo 3,20 metros de ancho, mientras la que quizás es la vivienda más angosta mide apenas 2,10 de ancho.
Además, en todo un barrio -en una zona aledaña cercana al Parque Forestal-, los inmuebles estrechos son comunes, en predios que se fueron dividiendo y achicando con el tiempo.
Por las fiestas julianas por la Fundación de Guayaquil, y en medio de la alerta por edificios inclinados, casas vetustas y falta de incentivos municipales para preservar bienes patrimoniales, ofrecemos un recorrido por estas curiosidades urbanas.
Así lucen tres de las casas más angostas de la ciudad:
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La casa Isabelita Quinto
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Tiene poco más de tres metros de ancho, en pleno centro de la urbe. La Casa Isabelita Quinto Aspiazu es un estrecho edificio de tres plantas con un estilo de reminiscencias coloniales, ubicado en la calle Vélez, entre la avenida Quito y Pedro Moncayo. Está flanqueada por dos edificaciones modernas. Y cuenta con una vieja fachada de madera, de color verde y amarillo. Los ventanales se extienden a todo lo alto de los pisos para captar toda la iluminación posible ante la imposibilidad de contar con ventanas laterales. La Isabelita Quinto cuenta con detalles arquitectónicos icónicos que han desaparecido de la ciudad, como la decoración colonial de las ventanas. Se trata de un inmueble de construcción mixta y valor patrimonial que lleva años deshabitado y a la venta, con la puerta principal cancelada con un muro.
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Casa Figueroa, el predio más estrecho
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La casa de dos plantas de la familia Figueroa, en la calle Ayacucho, entre Tulcán y Carchi, solo tiene 2,10 metros de ancho. Y se ubica como una cuña entre dos edificaciones más grandes, en el centro-sur de la ciudad La vivienda tiene 30 metros de profundidad, pero las habitaciones sólo admiten camas de una plaza y media. Y una ventana doble ocupa casi todo el ancho de un balconcito de la planta alta. Benita León, que tiene un local de venta de bebidas en el inmueble, dice que la casa es una herencia familiar. El predio original contaba en realidad con una decena de metros de ancho, pero don Benito Figueroa, el antiguo propietario, solo logró vender ocho metros. Él edificó la vivienda en los dos metros restantes y, en su momento, crio allí a nueve hijos. En principio también fue una vivienda de construcción mixta (madera y hormigón), al igual que la Isabelita Quinto, pero hace 25 años se reconstruyó toda con cemento.
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Un sector con casitas estrechas
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En los alrededores de la casa Figueroa, sobre la calle Ayacucho, en una zona de venta de repuestos automotrices de la parroquia Sucre, se ubican una serie de villas angostas. Pero su presencia es mayor en un sector aledaño, en la zona de transición entre el centro y el sur de la ciudad. Se trata de la parroquia García Moreno donde abundan casitas estrechas, que suelen ganar en altura lo que les falta de ancho. La parroquia comenzó a desarrollarse desde 1940 y los predios más angostos se ubican en un sector aledaño al parque Forestal. En las calles El Oro, entre José de Antepara o García Moreno, se ubican una al lado de otra o pasando la calle, un puñado de este tipo de viviendas. Una villa de una sola planta tiene 3,20 metros de fachada (cuatro pasos de un extremo a otro) y la aledaña, de colores similares, es aún más angosta. En ciertos inmuebles se nota que fueron parte de casas más grandes. Ramón Calle, que atiende un bazar en el sector, dice que se trata de casitas acogedoras, con hasta 20 metros de fondo, predios que se fueron dividiendo y repartiendo entre familiares.
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