El Niño: Amenaza de deslizamientos desafía a los barrios de Guayaquil
Seis sectores están amenazados por deslizamientos en Guayaquil. En Urdenor, los vecinos se unieron para mitigar efectos de los deslaves. En Bellavista Alta, el problema rebasa la capacidad barrial y movimientos de tierra comprometen tuberías.
Aguas negras y malolientes drenan por una zona de deslizamientos en Bellavista Alta, al norte de Guayaquil, el jueves 23 de noviembre del 2023.
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Los dos barrios sufrieron deslizamientos durante las lluvias de inicios de año en Guayaquil. Autos quedaron enterrados por piedras y lodo. En Urdenor 2, los vecinos construyeron un muro previo a El Niño. Y en Bellavista Alta sufren ahora por la reiterada rotura de tuberías.
Seis sectores están amenazados por deslizamientos en Guayaquil, según un diagnóstico de la empresa Municipal Segura EP, insumo de prevención ante el fenómeno de El Niño. Mientras que son cerca de 50 los eventos de deslizamientos reportados en toda la ciudad.
Entre las zonas de mayor amenaza están los cerros de Bellavista, que sufrió deslizamientos en diferentes flancos, en la fuerte etapa lluviosa del primer semestre de 2023. Como resultado, un sector aún enfrenta problemas de roturas de tubos de agua potable o aguas residuales.
Mientras que Urdenor 2 recibe las escorrentías de otra de las zonas de riesgo: los cerros de Mapasingue, también en el norte de la ciudad.
Los cerros San Eduardo, Los Senderos (Ceibos), Nueva Prosperina y Cerro Jordán (en la vía Perimetral) completan las áreas más propensas a deslizamientos de tierra. Todos son puntos ubicados en el norte y noroeste de Guayaquil.
Bellavista enfrenta problemas
La vetustez y los deslizamientos de piedras de inicios de año contribuyeron a la rotura de un tubo que conecta un colector de aguas servidas en Bellavista Alta, explica Ángel Morales, administrador de la ciudadela. Hace un mes tienen una fuga de agua maloliente sin resolver.
En una zona del flanco sur del cerro de Bellavista, afectado por deslizamientos, aguas residuales rebosan las cajas del alcantarillado sanitario por lo que los vecinos piden al municipio un nuevo sistema colector para aguas residuales y de drenaje para las lluvias.
“Los deslizamientos dejaron tubos expuestos, lo que provoca su ruptura cuando caen piedras encima. Previo a las lluvias de El Niño, ya tenemos problemas con aguas servidas”.
Ángel Morales, administrador de Bellavista Alta
La visita de tres camiones hidrocleaners de Interagua, la concesionaria de agua y alcantarillado de la ciudad, ha resultado ineficaz, según Morales. “No ha sido posible completar una succión para dar una solución a la comunidad”, asegura.
Las afectaciones de inicio de año se consideran “graves” en Bellavista Alta, pues vehículos quedaron enterrados y uno de los accesos a la ciudadela comprometido por dos días, hasta que intervino maquinaria pesada en la limpieza de la zona.
Las piedras de gran dimensión colocadas en lo bajo de la zona de deslizamiento por el Departamento de Obras Públicas no han solucionado el problema, según los vecinos. Se trató de una medida provisional implementada por el Municipio.
Como parte del Plan Choque ante El Niño, la Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil (Emapag) anunció para Bellavista la construcción de sumideros y la instalación de un colector de aguas lluvias de 400 milímetros, por USD 185.407.
El barrio se unió ante problema histórico
Nancy Parra, residente de Urdenor 2 por 20 años, refiere cómo la comunidad ha trabajado para mejorar su entorno e intervenir en el problema histórico de deslizamientos en el barrio.
A inicios de febrero de 2023, un aguacero tumbó una pared en lo alto de la calle que colinda con la avenida Las Aguas y volvió a llenar con piedras y lodo esa zona de la ciudadela. Cada año, los deslaves son recurrentes en la zona.
“Los escombros daban arriba de la rodilla y los autos parqueados quedaron atrapados, llenos de lodo en su interior, sin mencionar el problema para entrar o salir de las casas”.
Nancy Parra, residente de Urdenor 2.
Tras ese último deslave, en el barrio hicieron una colecta (USD 300) y con la ayuda de un ingeniero construyeron un pequeño muro de hormigón de solo 70 centímetros de alto, con tubos de desfogue y piedras para amortiguar los desechos que bajan con fuerza del cerro.
La construcción del muro ayudó durante los siguientes aguaceros a prevenir la entrada de tierra, piedras y basura durante las lluvias, permitiendo que solo fuera el agua la que se filtre a la calle, explicó Parra. “En ocasiones, bajaban hasta animales muertos”, dice.
Parra destaca la resiliencia y la cooperación de la comunidad para protegerse de los desafíos naturales o de la seguridad. Desde hace 10 años colocaron portones en los ingresos vehiculares -dijo-, algo que se ha vuelto más común en los barrios el último año.
“Si el nivel de lluvias es similar al de inicios de año, confiamos en que el muro ayude a amortiguar piedras y palizadas, es incierto lo que pueda pasar con eventos más fuertes”, indicó la residente.
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