“Sentimos que nos cocinamos”: Así se vive el calor de 36,7 grados en Guayaquil
El Aeropuerto de Guayaquil y una zona del norte de la ciudad registran las más altas temperaturas desde el fin de semana. El valor máximo de calor del año se registró el 19 de marzo de 2024.
La zona de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, al norte de la cuidad, es uno de los sectores que registra temperaturas más elevadas este año, en Guayaquil.
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Al mediodía, el termómetro vehicular registra 38 grados centígrados en la avenida Las Aguas. Y en la cercana cooperativa Hijos del Suelo, de Mapasingue Este, seis niños enfrentan la oleada de calor en Guayaquil tomando baños continuos en tachos plásticos con agua.
La casa de construcción mixta de dos plantas está en las escalinatas del cerro. El techo es de metal, de zinc, lo que la “convierte en un horno”, dice Jessica Sánchez, de 26 años. “Tenemos que pasar aquí abajo, porque arriba sentimos que nos cocinamos”.
Esa zona de los cerros de Mapasingue es vecina y se ubica detrás de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil. Allí se han registrado los picos de calor diurno más altos desde el pasado fin de semana, a menudo máximas de 35,5 grados.
Pero los termómetros de la Facultad marcaron 36,7 grados centígrados este martes 19 de marzo de 2024, la temperatura más alta de la actual temporada de calor en Guayaquil.
Según los datos del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), ese sector del norte de Guayaquil ha registrado el calor diurno más alto, junto al aeropuerto de Guayaquil, en el centro-norte de la ciudad.
“El martes, la sensación térmica fue de 40 grados”, dice Jessica, madre de niños de 5, 3 y 1 año. En la casa carecen de ventiladores por el temor a que los niños metan los dedos en las rejillas y se corten con las aspas: el baño con agua fresca es el único antídoto ante el calor infame.
“Los niños a cada rato se quieren estar bañando por el vapor caliente. En la mañana se bañan hasta tres veces, desde que desayunan quieren estar en el agua. Mientras, de noche el fogaje comienza a subir y el calor no se aplaca hasta la madrugada”, dijo Sánchez.
Temperaturas elevadas en la zona del aeropuerto
Guayaquil sufre una seguidilla de altas temperaturas desde el pasado sábado 16 de marzo. Ese día se registró el que era hasta entonces el pico más alto del año, 36,5 °C (a la sombra) en la zona del aeropuerto. Y la sensación térmica en los exteriores es aún más elevada.
De hecho, la del 16 de marzo ya se ubicó como el registro de temperatura más alta en los últimos 32 años en un mes de marzo en Guayaquil.
El escenario ha sido similar en otros cantones de la Costa y del país o incluso peor a escala internacional, en países como Brasil.
Carlos Naranjo, técnico del Inamhi, explicó que el ingreso de masas de aire seco desde la troposfera incide en la falta de humedad al país, lo que favorece cielos despejados, una mayor radiación ultravioleta en la superficie terrestre y el aumento de las temperaturas.
El Niño también incide. Aunque el fenómeno de El Niño está en fase de declinación, se espera que las altas temperaturas persistan al menos hasta el fin de semana, con la posibilidad de lluvias y chubascos dispersos en áreas del litoral, que han sufrido picos de calor.
Naranjo informó que la Facultad de Ciencias Naturales, que colinda con Mapasingue, Martha de Roldós o Urdenor se encuentra en una ubicación geográfica cercana a una barrera de cerros y con presencia de matorrales altos que también impiden el flujo de viento.
Mientras que el caso del aeropuerto es “más llamativo” pues se encuentra a campo abierto, sin obstáculos en kilómetros a la redonda y, sin embargo, ha registrado temperaturas elevadas el sábado 16 y el martes 19 de marzo, dijo el experto.
La del Aeropuerto Internacional José Joaquín de Olmedo es la más importante estación meteorológica de la ciudad, con registros históricos comparativos de más de 40 años.
37,3° C es el récord histórico en Guayaquil
Además, las temperaturas nocturnas también son "extremadamente altas", con valores de hasta de tres grados por encima de la normal. Se trata de un comportamiento de picos altos por las noches que persiste por un año, desde marzo de 2023, según el técnico.
Naranjo aclara que esta seguidilla de jornadas elevadas de calor diurno en Guayaquil aún no se consideran de forma oficial y técnica como una “ola de calor”.
La ciudad registró el récord máximo histórico en 1990 con un pico de 37,3 grados centígrados. Así, se necesitan tres días seguidos con registros de más de 37 grados para declarar una ola de calor, dijo.
Antonio Tenesaca, que reside en Colinas de la Marta de Roldós desde hace 38 años, dice que las temporadas lluviosas de este año y del año pasado son de las más calurosas que recuerda.
“A las siete u ocho de la noche el viento deja de circular por completo y uno recibe el golpe de calor que sube de la superficie caliente de las calles”, describió Tenesaca.
Mientras que Caroline Flores, que vive en una zona baja cercana a la Facultad de Ciencias Naturales, en Urdenor 2, dijo que cuando el viento sopla "algo refresca", pero también suele traer consigo aire caliente.
Ella vive en una casa con techo bajo de zinc. “Los ventiladores botan el mismo fogaje. A mis hijos no tengo que advertirles que tomen agua para que no se deshidraten, ellos solos van a la nevera por agua, a cada rato”, señaló Flores.
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