El Implacable VAR
Zlatan, el crack que se atrevió a decir que Guardiola era cobarde
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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El fútbol mundial ha perdido a su jugador más carismático, fascinante y loco. El delantero sueco Zlatan Ibrahimovic se retiró este 4 de junio, a los 41 años. La edad y las lesiones lo han obligado a salir del campo de juego, aunque es poco probable que deje de ser el implacable bocón de siempre.
Zlatan, en estricto rigor, no fue precisamente el modelo a seguir para los jóvenes. Nunca fue como Lionel Messi, educado y discreto. Tampoco como Cristiano Ronaldo, con sonrisa de ortodoncia y propenso al jet set. El argentino y el portugués, eso sí, siempre fueron disciplinados, profesionales, encaminados dentro de un plan.
Zlatan fue espontáneo. También fue un fanfarrón. Adorablemente arrogante. Su disparo era tan poderoso como las frases que lanzaba como puñales. Es fácil guglear y mirar todos sus golazos, sus cabezazos (al balón pero también a los rivales, como le consta a Romelu Lukaku) y leer los dardos que lanzaba, más ingeniosos que los de Diego Armando Maradona.
Quizás el episodio que más deba analizarse no sea ninguno relacionado con sus victorias. Más bien, su pelea con el entrenador Josep 'Pep' Guardiola, cuando el sueco pasó por el FC Barcelona, sea el más significativo. Esa es una de las escasas veces que Zlatan probó el sabor de la derrota.
En realidad, no se sabe bien quién perdió al final, si Pep o Zlatan, porque siempre es un fracaso para un entrenador desaprovechar a una estrella como era el sueco. Pero meter a Ibrahimovic en el camerino de ese Barça fue como meter a un desbocado punk en clases de catequismo.
La relación empezó mal cuando Guardiola lo recibió diciéndole que en el Barcelona los jugadores no acuden al entrenamiento en Ferraris o Porches. Eso aludía al famoso gusto de Zlatan por los autos de lujos. Más le desconcertaba que sus compañeros, los mejores del mundo, agachaban la cerviz ante Guardiola, como si estuvieran en un colegio.
Al final, Guardiola sacrificó a Zlatan para que Messi fuera el anotador principal, tras probar algunas fórmulas. Eso molestó al sueco, pero más lo desconcertó que Guardiola le quitara la palabra. Ni siquiera lo saludaba. Ni tampoco le regañó una vez que Zlatan, furioso, pateó una caja metálica en el camerino. Por eso, lo calificó de "débil y cobarde".
"Hay entrenadores que tienen cualidades, pero no saben cómo tratar a los jugadores con mucha personalidad y lo solucionan excluyéndolos. En otras palabras, son unos líderes cobardes", escribió Zlatan en su autobiografía 'Soy Zlatan Ibrahimovic'.
Por supuesto, y sin querer defender a Guardiola, pocas veces le llega a un DT la oportunidad de dirigir a un futbolista tan orgulloso y sediento de triunfo como lo era el sueco. A veces, es mejor dejarlos libres en el campo de juego que someterlos a estrictas tácticas.