Al aire libre
Los creadores de Zara y Estrella Galicia empezaron desde abajo
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Amancio Ortega era dependiente de una tienda del centro de La Coruña. En realidad, era el chico de los recados. Dejó el empleo y como era tremendamente emprendedor, empezó a negociar telas con los catalanes y arrancó su empresa con una cuenta corriente de 2500 pesetas, mientras su primera mujer, Rosalía Mera, y su cuñada elaboraban las famosas batas boatiné que estaban de moda.
Poquito a poco, como la producción empezó a crecer, se rodeó de pequeñas modistas independientes y de cooperativas de obreras gallegas de los pueblos, a las que dio trabajo. Tuvo apoyo del Gobierno y a partir de ahí empezó a crecer, crecer y crecer.
Esta historia te cuenta cualquier habitante de La Coruña. Dicen que es una personalidad tremendamente respetada, amada por todos. Que prefiere pasar desapercibido, así que los coruñeses no lo molestan cuando va por ahí caminando.
Apoya con muchas obras de beneficencia, en el hospital universitario de Coruña, en las residencias para ancianos. Con Rosalía creó una fundación para apoyar a personas de escasos recursos que, como su hijo, tienen capacidades especiales.
Su actual esposa, Flora Pérez, también trabajaba en una tienda. La hija de los dos, Marta, es quien ahora dirige Inditex, que incluye las marcas Zara, Bershka, Pull&Bear Stradivarius, Zara Home, Oysho a escala mundial.
En su biografía escrita por Covadonga O´shea, Ortega dice: “lo importante es ponerse metas en la vida y poner toda tu alma en cumplirlas”.
Empezó a trabajar a los 13 años y dejó de estudiar, lo que -según él- aún le hace mucha falta. Ortega se decía: ¿por qué no puedo inventar algo nuevo que guste a todos? Entonces pensó en una moda que sea asequible y que encante a todas las mujeres. Y lo logró.
Hoy tiene 5.815 tiendas en todo el mundo.
Fue hijo de un padre ferroviario, que, comenta Ortega, cumplía su trabajo con exactitud, un “hombre serio de una pieza que murió a los 90 años”. Se emociona al hablar de su madre.
Según la revista Telva, fue en una escena cotidiana, que Ortega se propuso no volver a ser pobre nunca más.
Era el más pequeño de tres hermanos y su mamá lo recogía de la escuela y muchas veces daban un paseo mientras hacía sus diligencias.
"Una tarde entramos a una tienda con un mostrador alto, tan alto que yo no veía quien hablaba con mi madre, pero le escuché algo que, pese al tiempo transcurrido, jamás he olvidado: Señora Josefa, lo siento mucho, pero ya no le puedo fiar más”, relata.
"Aquello me dejó destrozado. Yo tenía apenas 12 años", continúa.
Pasaron los años y llevó a su mamá a Marbella, en su avión. “Ella me miraba con esa admiración que sólo una madre sabe expresar. ¿Puede ser este mi Choliño?”, se preguntaba.
Cree en Dios, a quien llama su Amigo. Tuvo una operación seria en Estados Unidos y le ofreció a su Amigo que si salía bien, haría el Camino desde Roncesvalles a Santiago. En los medios informan que sí lo logró.
“Me pongo en sus manos y Él me escucha”, dice.
Disfruta de los mil incidentes de cada día, de las cosas pequeñas y sigue las ideas más sencillas. No le gustan los discursos técnicos, “¿eso para qué vale?”, dice.
Otra empresa con una expansión espectacular, también de La Coruña, es Estrella Galicia.
Pertenece a la familia Rivera y se mantiene como un negocio familiar. Nació cuando el abuelo José María aprendió en Veracruz, México, a hacer cerveza y hielo. Emigró a Coruña y creó esta marca que ahora es una multinacional.
Además, junto a la fábrica, instaló el primer merendero al aire libre de La Coruña, el cual todavía existe.
Estas y más empresas, grandes o pequeñas, que dan trabajo y mueven la economía deben recibir apoyo e incentivos.
Que no nos vengan con ideologías de igualdad y de lucha de clases, que los emprendedores y emprendedoras no surgen por arte de magia. Al contrario, son trabajadores incansables que para la sociedad son oro en polvo.