Yasuní y las finanzas globales
Ecologista. Líder global en acción climática. PhD en políticas públicas de Ohio State University.
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La decisión del pueblo ecuatoriano a favor de conservar el Yasuní y renunciar de forma permanente a su derecho soberano de extraerlo y beneficiarse de sus rentas económicas es consistente con las tendencias de desinversión del sistema financiero global en nuevas operaciones incompatibles con la meta global de estabilizar temperaturas.
Aprovechar las oportunidades de atraer inversión en el país debe ser el enfoque central. La ausencia de una política clara de descarbonización y un portafolio de proyectos estratégicos para lograrla permitirá perder una oportunidad histórica de financiar la decisión democrática de su población.
Los detractores de la protección del Yasuní advierten que la decisión de no extraer petróleo tiene un problema existencial debido inconsistencia con necesidades fiscales.
Varios hechos sugieren que sí es reconciliable y muestra la relativa ventaja comparativa que tendría un portafolio ecuatoriano de proyectos de transición en caso de existir.
Esto por cuanto el costo de financiación afectado por efectos negativos del riesgo país se balancean con el interés de los inversionistas globales de financiar esquemas que están en acuerdo con una decisión por mandato democrático y que contribuya a estabilizar temperaturas globales.
Primero, conservar el Yasuní es compatible con la transición del sistema financiero global a la sostenibilidad en el manejo de portafolio de inversión, donde la rendición de cuentas en áreas ambientales, sociales y gobernanza son insumo clave para lograr objetivos globales.
Estamos en una era donde las decisiones de inversión de los bancos están alineadas a atender a sus ciudadanos. El mercado de este tipo de inversiones superó los USD 3,4 billones en 2022, y podría aumentar a USD 15 billones para 2025.
Segundo, el anuncio del lunes del gobierno del Reino Unido confirma cientos de nuevas licencias de petróleo y gas del Mar del Norte. Ya sea por razones de seguridad energética o conveniencia política, la medida ahora contradice directamente las políticas de combustibles fósiles de muchos bancos.
Los prestamistas europeos, en particular, han prometido no financiar campos de petróleo y gas “nuevos”. Esto los motivará a buscar países con políticas y proyectos consistentes con sus prioridades de inversión. Los determinantes de la inversión global dan un giro y se enverdecen, principalmente debido a cambios en el conocimiento científico, las actitudes, el dinero o la política. La era de la ebullición permite que la decisión de conservar el Yasuní convierta al Ecuador en altamente atractivo a inversiones en la escala que requiere la urgencia climática.
El reto es aprovechar la victoria del 'Sí' con un acuerdo nacional que brinde seguridad y se refleje en un portafolio estratégico para inversiones como la bioeconomía, transporte eléctrico y nuevas formas de energía limpia como el hidrógeno verde que desmitifique la trampa de su inviabilidad fiscal.