Al aire libre
La ignorancia de dañar el Parque Nacional Yasuní
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Antes se fumaba en todos lados, aún en las escuelas y los hospitales.
Los médicos no conocían de la asepsia y enfermaban más a sus pacientes, con las manos e instrumental infectados. Por eso las mujeres preferían dar a luz en sus casas, con matronas que sí se lavaban las manos.
La ignorancia campeaba.
Antes se decía que las mujeres éramos inferiores, inútiles, no nos dejaban votar y vivíamos en un sinfín de prohibiciones. Lo mismo sucedía con las personas afrodescendientes y ni qué decir de aquellas con capacidades especiales.
Y la ignorancia campeaba.
Los autos eran ruidosos, pitaban con desafuero, no había límite de velocidad ni obligación legal de respetar al peatón y al ciclista.
Entonces la ignorancia campeaba.
Antes se podían talar bosques, devastar la selva, entrar con maquinaria pesada sobre árboles milenarios, matando jaguares, capibaras, monos, osos perezosos, pichones de todo tipo de aves hasta lograr su extinción.
Podían perforar la tierra húmeda llena de carbono, beneficio para la Humanidad entera, mientras derrames de petróleo contaminaban el 20% de agua dulce del mundo.
¡La ignorancia aún campea!
Imaginemos una consulta popular para eliminar los pasos cebra, que dan preferencia a los peatones. Los argumentos: pintarlas cuesta miles de millones de dólares, que servirían para construir escuelas y hospitales. Provocan demoras en el tráfico. Pocos las respetan.
¡Qué ignorantes seríamos para proponer algo así!
Cuando se trata de un objetivo superior, no hay que perderse en el detalle. Los pasos cebra salvan vidas, punto.
Explotar el Yasuní es irresponsable. Los argumentos para hacerlo son irrelevantes frente al objetivo superior que es respetar su naturaleza única.
¿Que se perderían USD 1.200 millones anuales? Petroecuador presentó ante la Corte Constitucional que se espera un ingreso fiscal de USD 275 millones para 2024. En 2025 el valor bajará a USD 216 millones y seguirá declinando.
El Yasuní es reserva mundial de la biosfera desde 1989, decretada por la Unesco.
¿Qué parte no se entiende de reserva? Las reservas se protegen, los bosques protectores, los parques nacionales, las áreas verdes, se protegen. Con mayor razón, uno de los últimos remanentes de biosfera y el más biodiverso.
La Aleja, que trabaja conmigo, me dice que votará sí por el Yasuní. Le digo ¿por qué? Y dice: "es un voto por la naturaleza, pues".
Por otro lado, circula un video de un ingeniero ambiental en el que dice: "todas las maravillas que con justa razón defienden los biólogos, diciendo la variedad de plantas y animales que hay en una sola hectárea en el Yasuní (…) eso existe aún después de treinta años de explotación petrolera".
Estimado ingeniero: la presión que sufren las especies por cada carretera que se abre es inmensa, por eso, las poblaciones de jaguares, de monos, de guantas, etcétera, se reducen paulatinamente.
Cuando estuvimos en el Yasuní, en la reserva Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito, conocí a una científica española especializada en monos.
Estudiaba desde hacía una década las diez variedades de esa zona. Indicaba que cada vez se reduce su espacio -su hábitat- por las carreteras y sus trochas, y cómo afectaría la explotación. Era una historia de dolor y también de asombro.
"Ni mi propia madre me comprende -decía la científica. Le mandé una foto con una monita que se me acercó en el bosque y me respondió: qué bella, tráeme una".
El Yasuní es sagrado para mí. A mí me importan las mujeres de la selva.
Me importan el mono ardilla, la capibara, el oso perezoso, el armadillo y el caimán. Las orquídeas, sus árboles y arbustos.
Para despertar la conciencia del tesoro que tenemos, corrimos con algunos atletas 504 kilómetros por todo Ecuador.
El Yasuní es un símbolo dentro de todas esas fotos de destrucción del manglar, de las riberas del Napo, de la tala del Chocó, de las construcciones en el volcán Ilaló. El Yasuní es lo que nos queda en Ecuador.
Proteger ese millón de hectáreas es innovador, es dar un paso adelante, es un ejemplo para las futuras generaciones.
El destino de la humanidad es inseparable del destino de la Amazonía – dice Analiz Vergara, directora del Informe Amazonía Viva 2022 de WWF.
En la Constitución ecuatoriana está que hay que respetar los derechos de la naturaleza
¡Ecuador, mundo entero: salvemos al Yasuní!
¡No más ignorancia!