Iluminaciones
Whatsapp, Maquiavelo, corrupción y justicia
Economista y periodista. Trader de commodities, índices y monedas.
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Durante estos días de pandemia, un grupo de personas inteligentes y yo intercambiamos por WhatsApp una serie criterios sobre el pensamiento de Maquiavelo y su relevancia actual.
El encierro parcial y los interminables escándalos de corrupción hicieron propicia esta conversación que, por suerte, no estuvo exenta de una pisca de polémica.
A propósito de ella, he desempolvado los apuntes que en algún momento hice sobre este tema sólo para descubrir que continúan siendo dolorosamente actuales. Los comparto a continuación de forma resumida:
En El Príncipe, Maquiavelo se da a la tarea de enumerar los vicios y virtudes que, según él, permitirían que un gobernante triunfe o fracase políticamente hablando.
Tres detalles llaman la atención en ese listado:
- Que son 11, igual que la lista elaborada por Aristóteles, en su Ética Nicomaquea;
- Que la lista de Maquiavelo no distingue vicios de virtudes; y
- Que la justicia no consta en la lista de Maquiavelo, en claro contraste con el listado de Aristóteles, donde la justicia es la virtud suprema, por antonomasia.
Maquiavelo creía que a la gente sí le preocupaba la justicia pero en abstracto solamente. Pensaba que las personas siempre preferirían pagar menos impuestos en vez de que se haga justicia.
Por eso concluyó que la promoción de la justicia era políticamente inútil para alguien en el poder y la excluyó de su listado de vicios y virtudes, inaugurando con ello la “política real”.
La “política real” es el desdén por las normas, leyes e instituciones; es decir, por la justicia. Esta noción errónea de la política es la responsable del estado de postración moral y material en el que se encuentra la sociedad ecuatoriana de hoy.
La única forma de salir del agujero negro en el que nos encontramos es que toda la sociedad –con sus líderes a la cabeza– decida aplicar la ley.
Maquiavelo pudo tener razón cuando dijo que la gente prefiere defender sus intereses antes que la justicia en abstracto, pero se equivocó al decir que la justicia era irrelevante para quien pretenda ejercer el poder.
La búsqueda de la justicia, haciendo uso del entramado institucional y legal existente, eleva la estatura moral del gobernante o del político.
La “política real”, es decir la práctica del reparto a cambio de apoyo político, ha mostrado con ferocidad lo dañina que puede ser para una sociedad. Dar a la justicia la importancia fundamental que tiene es una tarea inaplazable en Ecuador.