El Chef de la Política
Vuelve Yunda, Yunda vuelve
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Si las elecciones fueran el día de hoy, Jorge Yunda sería el nuevo alcalde de Quito.
Independientemente de las encuestadoras y de los intereses particulares que muchas de ellas tienen, esa candidatura es la que tiene la mayor intención de voto entre la ciudadanía.
Aunque restan tres meses para que el proceso eleccionario se verifique y en ese lapso de tiempo muchas cosas pueden suceder, hay algunas cuestiones que llevan a conjeturar que Jorge Yunda tiene el camino allanado para su retorno a la alcaldía de la capital del país.
En primer lugar, el porcentaje de votos con el que 'Loro Homero' ganó en 2019 fue 21,39% y, según diversos sondeos de opinión, ahora mismo tendría una cifra apenas inferior a esa. De ese hecho se pueden extraer algunas conjeturas.
Una de ellas es que Yunda tiene un voto cautivo que lo sigue independientemente de la agrupación política con la que se presente. Antes fue Unión Ecuatoriana, ahora es Pachakutik y mañana podría ser cualquier otro movimiento o partido político.
Yunda representa a uno de cada cinco electores y la realidad es esa.
Otra hipótesis que se puede ensayar es que, más allá de la valoración que cada quien pueda dar respecto a los motivos esgrimidos para la salida de Yunda de la alcaldía, a sus votantes eso les importa poco o nada.
La tercera idea, que en realidad es un corolario de la antes expuesta, es que Yunda tiene un techo de aceptación que se ubica alrededor del 20% de los votantes en Quito. Aunque esta podría ser una buena noticia para los demás candidatos, en realidad no lo es.
En efecto, todo parece indicar que el otro 80% de votos se dividirá entre el resto de aspirantes y el voto nulo.
Con ello, la posible imagen de la próxima elección sería con un ganador, Yunda (20%), un gran pelotón de segundos, todos situados entre el 9% y el 12%; y, un grupo más pequeño de candidatos, con porcentajes menores.
Luisa Maldonado estuvo a tres puntos porcentuales de ganar la alcaldía de Quito en 2019 (18,42%). En esa ocasión su candidatura fue auspiciada por la Revolución Ciudadana y ahora por Avanza. Ahí la gran pregunta es si esos votos le pertenecían al liderazgo personal de la candidata o eran adhesiones a la marca partidista.
Algo de lo uno y algo de lo otro seguramente habrá. A ojo de buen cubero, se le podría asignar 10% de votos a Maldonado y un porcentaje similar al representante de la Revolución Ciudadana, Pabel Muñoz. Lejos de Yunda, en ambos casos.
El otro candidato bien posicionado en 2019 fue Paco Moncayo (17,78%). Ahora la Izquierda Democrática (ID) tiene un postulante de último momento, Pablo Ponce, que aunque cuenta con una larga trayectoria en esa organización partidista, se encuentra fuera del radar político de la ciudad hace mucho tiempo.
Esa desventaja, sumada a los votos que le eran leales al candidato Moncayo más que a la organización política, hacen poco probable que el porcentaje de 2019 se vuelva a repetir. En esa disyuntiva, se podría asignar la mitad de la votación de Moncayo a Ponce.
De esa forma, este candidato llegaría con una votación de alrededor del 9%. Igual que Maldonado y Muñoz, no le alcanza para desafiar la candidatura de Yunda.
Montúfar, Holguín y Solines acumularon en conjunto alrededor de 28,20% en 2019, pero ahora no son candidatos. Por la distribución socioeconómica de sus votos y los de Moncayo que no irían a Ponce (9%), sus legítimos herederos electorales serían Coloma, Páez y Freile.
Haciendo un ejercicio de asignación similar al anterior, cada uno de estos candidatos tendría entre 10% y 11% de adhesión ciudadana.
El resto de candidatos, Alarcón, Jaramillo, Carrión y, sobre todo, Cevallos y Rojas, presentan respaldos minoritarios. Entre todos sumarían alrededor del 10%. Cifras más, cifras menos, si a lo dicho se agrega el histórico 10% de votos nulos, la elección está cantada.
Una explicación de este escenario está en la dispersión del voto, debido a la gran cantidad de candidatos; sin embargo, la atención mayoritaria quizás debería circular en torno a descubrir las razones por las que Yunda mantiene el respaldo popular evidenciado en 2019 y eventualmente en 2023.
Una conjetura está en la campaña permanente del candidato a través de los medios de comunicación que dirige.
Otra tiene que ver con las eventuales redes de apoyo construidas a lo largo del tiempo y que resultan menos visibles.
La tercera, que no va en contraposición con las otras dos explicaciones, está en el carisma de Yunda y su capacidad de interpelar las demandas de una parte de la población de Quito, posiblemente la más desaventajada en términos económicos.
Independientemente de las posibles explicaciones, lo cierto es que Yunda es un fenómeno político-electoral que merece ser estudiado, pues da cuenta de un caudillismo popular que en Quito que no se había observado desde la llegada a la alcaldía de Gustavo Herdoíza León, el popular 'Maestro Juanito'.