Vivienda: qué valor tiene y dónde se concentra en Ecuador
Estudia ciudades y condiciones generales de la producción. Arquitecto, investigador del Grupo LlactaLAB-Ciudades Sustentables, de la Universidad de Cuenca.
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La vivienda es un componente esencial de nuestras ciudades, es el único lugar en donde diariamente se garantiza el amparo de millones de familias y la renovación y el incremento de las fuerzas y capacidades de trabajo de sus miembros.
La vivienda es una necesidad. Es de uso general. Sin embargo, tiene rasgos de consumo y usufructo individual.
No es una polémica de hoy, tiene historia, porque cierto es que las casas son un bien de consumo duradero privado, pero cierto también es que distan mucho de ser solo esto. Veamos dos porqués.
Primero, porque el Gobierno interviene directamente en su producción, por medio de varias dependencias públicas nacionales (Miduvi), locales (empresas municipales) e internacionales (Onu Hábitat), encargadas de resolver "problemas habitacionales", que en Ecuador son múltiples y de gran envergadura: déficits. Esta actuación no existe para ningún otro bien de consumo durable.
Segundo, porque esta mercancía tan peculiar, que ocupa suelo relevante dentro de las ciudades, se vincula con procesos que no son simples como el crecimiento demográfico y la expansión urbana.
Además, en su edificación, el país ha invertido siempre. Por eso, debemos contar con estimaciones del valor monetario acumulado del conjunto de viviendas en cada ciudad.
En 2010, Ecuador sumaba 14,4 millones de habitantes que ocupaban 4,7 millones de viviendas.
En 2022, estas dos cifras escalan a 18 millones de habitantes y 5,1 millones, aproximadamente, de viviendas.
Solo Quito, Guayaquil y Cuenca concentran más del 50% del total de viviendas, de población y de la superficie urbanizada nacional.
Los 5,1 millones de viviendas particulares habitadas en 2022 se dividen en por lo menos tres grupos:
- Casa independiente.
- Departamento en edificio.
- Vivienda en alquiler.
De estas, suponemos que más del 40% fueron autoproducidas por personas en situación de pobreza, quienes obligada y directamente intervienen en la expansión del espacio urbano y habitacional.
Estos millones de viviendas agregan anualmente considerables capitales al coste total de la infraestructura de las ciudades del país.
Baste como ejemplo el valor de 32.086.356.102 constantes a precios de 2010 para las 716.890 viviendas particulares habitadas en Quito en 2010. Actualizado este inventario habitacional y aplicando métodos de tasación, hoy su valor sería de casi USD 35.000 millones.
El monumental valor político y monetario, cristalizado en las viviendas de las familias ecuatorianas, hace más complejas su consideración y proyección en estos tiempos de campaña electoral.