Efecto Mariposa
Desenmascarando la sombra de la violencia en las familias ecuatorianas
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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¿Cuál de las siguientes formas encajaría mejor en la forma cómo se resuelven las diferencias en su familia?
- Los problemas se discuten con relativa calma.
- Los debates acalorados son normales, pero no llegamos a los gritos.
- Enojarse en mi casa es común y nos rehusamos a comunicarnos.
- En mi hogar, nos insultamos y nos amenazamos con golpearnos.
- En mi familia, nos irritamos fácilmente.
Responder a estas preguntas puede darle pistas sobre si en su hogar hay episodios de violencia doméstica.
De hecho, estas preguntas fueron planteadas por un grupo de investigadores ecuatorianos, liderados por Cintya Lanchimba, docente de la Escuela Politécnica Nacional, quienes analizaron la violencia que ocurre al interior de los hogares ecuatorianos.
La violencia doméstica o intrafamiliar se entiende como todo acto violento que sucede entre los miembros de una familia; es decir, este tipo de violencia puede ocurrir entre padres, hermanos, hijos, tíos, abuelos, etc.
Para realizar el estudio, los investigadores recolectaron información desde el inicio del confinamiento por la pandemia de Covid-19 hasta el año pasado. Hubo respuestas provenientes de todas las provincias del país.
A continuación, presento los resultados más relevantes del estudio.
Discusiones acaloradas
Como primer punto, se destaca que, en Ecuador, el 49% de los entrevistados manifestaron que, "a veces", las discusiones familiares se convierten en acaloradas. (Ver la Figura 1).
Asimismo, el 54% de los encuestados manifestó que, a veces, una divergencia puede provocar que los miembros de una familia se irriten fácilmente.
Si bien en la frecuencia de ocurrencia "la mayor parte del tiempo", los porcentajes de discusiones acaloradas e irritarse fácilmente bajan a 15% y 7%, respectivamente, las cifras anteriores sugieren que están latentes formas violentas para resolver los conflictos en los hogares ecuatorianos.
Género
Analizando si el sexo del jefe de familia influye en la ocurrencia de actos violentos intrafamiliares, la respuesta encontrada es reveladora: hay violencia independientemente de que el hogar tenga una jefatura masculina o femenina.
En otras palabras, en términos de violencia intrafamiliar, todos, hombres y mujeres, podemos ser agresores.
Salud mental
Con respecto al papel de la salud mental en la incidencia de la violencia doméstica, la investigación sugiere que quienes indicaron tener buen ánimo y sentirse emocional y psicológicamente estables, en general, viven en hogares pacíficos y armoniosos.
También, las personas que manifestaron estar deprimidas o sentir ansiedad o estrés mencionaron que, en sus familias, se presencian comportamientos violentos. En la pandemia, los niveles de depresión, ansiedad y estrés se dispararon por la situación económica, el desempleo, el aislamiento social y la incertidumbre, sin embargo, este resultado se mantiene en la época postpandemia.
Estilo de vida
Por otro lado, el estilo de vida de las personas y sus prácticas de autocuidado de salud también parecen disminuir el nivel de violencia en una familia. Así, las personas que son conscientes de la importancia de mantener hábitos saludables mostraron menos niveles de violencia intrafamiliar.
A decir de los investigadores, llevar un estilo de vida saludable es un factor protector contra la violencia doméstica.
Hogar
En lo que respecta a los quehaceres del hogar, las familias en las que se reporta que las tareas se distribuyen equitativamente presentan niveles más bajos de violencia.
Esto se podría explicar porque el hecho de convivir en un lugar en el que existe igualdad en la carga de las responsabilidades domésticas podría aliviar conflictos y tensiones.
Con relación al número de personas que viven en una casa y el número de habitaciones que esta tiene, existe mayor posibilidad de que existan relaciones violentas cuando muchas personas viven juntas en espacios pequeños.
Redes sociales
En relación con el controversial uso de las redes sociales, estas acumulan un punto a su favor, pues, según la investigación, las redes sociales ayudarían a disminuir el nivel de violencia doméstica, posiblemente porque las personas que interactúan en las redes podrían tener mayor información y conciencia sobre las prácticas violentas.
Religión
Finalmente, un resultado contra intuitivo e inesperado con respecto a la religión. Según la investigación, quienes se declararon como religiosos, sin especificar la denominación religiosa, parecería que tienen más propensión a convivir en espacios violentos a nivel familiar.
Según los especialistas, esto puede deberse debido a que, a pesar de que las religiones promulgan la paz, las enseñanzas religiosas y el contexto cultural pueden combinarse de formas que aún no han sido entendidas y resultar en prácticas de violencia doméstica.
Los hallazgos reportados en el análisis sobre la violencia doméstica en Ecuador deberían servirnos, a nivel individual y familiar, para reflexionar sobre cómo estamos llevando nuestras relaciones familiares y hacer un esfuerzo común para procurar convivir en ambientes pacíficos y respetuosos.
La violencia intrafamiliar, al igual que cualquier otro tipo de violencia, se traslada y contagia a otros ambientes y, al subir de tono, no solo afecta el bienestar de quienes nos rodean, sino que puede terminar en el cometimiento de un crimen.
Asimismo, los resultados de la investigación revelan que la violencia intrafamiliar es una situación que refleja condiciones sociales, económicas y culturales problemáticas. De este modo, garantizar el bienestar físico, económico y mental de los ecuatorianos va más allá de un discurso y se convierte en un mecanismo efectivo para combatir la violencia.