En sus Marcas Listos Fuego
Violencia, corrupción imaginaria y el sesgo de disponibilidad
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Algunos de ustedes deben conocer mi obsesión por el estudio de los sesgos, y por ello hoy les quiero hablar de uno de mis sesgos favoritos: el 'sesgo de disponibilidad'.
¿Qué es? Es un sesgo cognitivo, considerado uno de los más importantes para la sobrevivencia de nuestra especie, a través del cual pensamos, reaccionamos, reflexionamos y tomamos decisiones dependiendo de la información que está disponible para nosotros.
El sesgo de disponibilidad es uno de los archienemigos de las estadísticas porque hace que decidamos sin fundamento en datos reales, sino en datos disponibles. Por eso, hoy, en este siglo de demencia, la información disponible distorsiona a su antojo la realidad.
Vamos a ver un ejemplo: las redes se inundan de imágenes y videos de sicariatos ejecutados desde motocicletas. Estas motos siempre llevan dos ocupantes, el que conduce y el que dispara.
¿Qué ocurre luego? Que si usted tiene enemigos, empieza a ver como amenaza toda moto con dos ocupantes que se acercan a su carro. ¿Miento?
Pero también le ocurre que cuando está comiendo y llega abruptamente una moto y se estaciona justo frente al restaurante en que usted está, se le paraliza el corazón.
De hecho, el sesgo se genera sin considerar la geografía (¿en qué región ocurren esos sicariatos? ¿Qué características tienen las víctimas? ¿Usted vive en ese lugar y cumple esas características?)
¿Sabían ustedes que hoy tenemos más o menos el mismo índice de criminalidad que en 2011? ¿Qué cambió? Sencillo, que ahora las imágenes están más disponibles que nunca.
Esto no quiere decir, bajo ningún concepto, que la violencia y la delincuencia no existan.
Todo lo contrario, existen y por ello las vemos. Pero, si estas imágenes no se difundiesen, ¿estaríamos más tranquilos? ¿Si esas imágenes no estuviesen disponibles, cambiaría nuestra sensación de seguridad?
Si estos fenómenos no son imaginarios, ¿por qué el título de esta columna es 'Violencia y corrupción imaginaria'? Pues porque quiero probar otro punto:
Porque la mejor demostración de que el sesgo de disponibilidad magnifica el impacto emocional de los lectores es el Mundial de Catar.
¿Han notado que desde que arrancó la inauguración los sicariatos bajaron en un 75%? ¿Han notado que cuando jugaba Ecuador había menos asaltos? ¿Notaron que es mucho más relevante la polémica del VAR que la polémica de la libertad de Glas? ¿Se dieron cuenta que hasta el 18 de diciembre tendremos un país de gente honesta y de paz?
Todo lo anterior es bullshit. ¿O me van a decir que los criminales están ocupados viendo el fútbol y por eso no asaltan y matan? ¿O van a sostener que los corruptos hacen una pausa futbolera?
Lo que ocurre es un fenómeno social de enjambre. Todos los usuarios de redes sociales hacen el rol de periodistas sin contexto.
Lo que se lee, lo que se difunde, lo que se opina, depende del círculo en el que nos movemos y, si ese círculo no comparte (porque ni tiempo tiene) noticias de coches bomba, sino noticias de offside, esa es la información disponible.
Mientras el boom de un tema inunda la información, otros temas quedan relegados, hasta que el primer boom acabe y los temas olvidados sean recordados otra vez.
Esto es natural, porque el ser humano debe decidir según los escenarios que enfrenta. ¿Pero qué ocurre cuando esos escenarios son magnificados o minimizados según el flujo de información?
¿Se dan cuenta de que vivimos hipnotizados? ¿Se dan cuenta de que las denuncias de corrupción están estratégicamente paradas porque los escándalos se pasman en estos momentos? ¿Se dan cuenta de que ni Tony Kamo pudo encontrar un público más lerdo para hipnotizar?
Yo entiendo que este boom de las redes sociales nos cogió desprevenidos. Pero ya han pasado algunos años. ¿No va siendo hora de madurar? ¿O será más cómodo seguir siendo hojas secas a merced del viento?