Canal cero
Las víctimas del 30S
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Héroes y heroínas del Ecuador
El 30 de septiembre de 2010 el personal de la Policía Nacional y algunos miembros de las Fuerzas Armadas protagonizaron un levantamiento reclamando por un recorte en sus remuneraciones.
El país quedó sin vigilancia policial y se dio un enfrentamiento entre unidades del ejército y la policía en un operativo ordenado por el presidente de la República, Rafael Correa, que dijo estaba secuestrado en el Hospital de la Policía.
El gobierno “repitió incesantemente que hubo un intento de golpe de Estado, de secuestro presidencial y que la vida del presidente estuvo en serio peligro.” Afirma Saudia Levoyer en su obra 'Prensa y Populismo: 30 de septiembre de 2010'. Hace un riguroso análisis del intento del gobierno de convencer a la gente de que hubo un “golpe” para derrocar al régimen, un “secuestro” del presidente por policías y un intento de “magnicidio” o de asesinarlo.
Con una masiva campaña mediática se proyectaba a Correa como héroe de la democracia, atacado por el golpismo, y a los muertos como víctimas de la oposición. A partir de informaciones e interpretaciones de la prensa, en especial de medios nacionales y opiniones de especialistas, Saudia concluye que esa versión no fue creíble para la mayoría. El régimen, a pesar de su intenso manejo de la información, fracasó en su esfuerzo de crear héroes y villanos.
Pero el 30S sí hubo víctimas. Al cabo segundo de Policía, Edwin Efrén Calderón Landeta le dispararon desde un camión; la bala le traspasó el chaleco antibalas y le llegó al corazón, matándolo de inmediato.
El soldado Darwin Fabián Panchi Ortiz fue emboscado y recibió golpes graves. Dos días después falleció. El cabo del Ejército, Jacinto Cortez iba hacia un vehículo cuando le llegó la bala que lo mató.
El agente del GIR, de la Policía, Froilán Jiménez, cayó cuando sacaban al presidente Correa del hospital. Juan Pablo Bolaños, un estudiante que salió a respaldar al gobierno cayó en medio de la balacera entre uniformados.
Hay que añadir cinco civiles asesinados a bala en Guayaquil el mismo 30 de septiembre, por jefes de bandas delictivas que sabían con anticipación que ese día la Policía no saldría a controlar las calles y resolvieron saquear los negocios.
El 30 de septiembre de 2010 fue un hecho desastroso para el país. Abrió una caja de pandora con lo peor de la condición humana y la política: acusaciones falsas, pruebas forjadas, traiciones, persecución a los más débiles, condenas y prisiones injustas, manipulación de los medios de comunicación, mentiras cerdosas y venganzas obsesivas.
Ese día pudo el país conocer la debilidad de su sistema democrático y la calidad de un gobernante que, por miedo, capricho u obsesión de mantener el poder y la imagen, con sus órdenes directas y expresas, fue responsable de los heridos y muertos de la jornada.
Y fue también autor principal del uso indebido de la comunicación pública para sostener el autoritarismo y la corrupción. En el 30S no hubo héroes, solo víctimas.