Canal cero
Los incómodos vicepresidentes
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Hemos repasado varios momentos de nuestra historia en que se dieron enfrentamientos entre el presidente y el vicepresidente de la República, situaciones en medio de las cuales se llegó a rupturas. En una de ellas, Velasco Ibarra llamó al vicepresidente “conspirador a sueldo”.
Ahora quizá hace falta conocer mejor la trayectoria de la vicepresidencia de la República en nuestro país. En primer lugar, hay que dejar claro que no siempre ha habido vicepresidente en el Ecuador. Solo en algunas de las 20 constituciones que hemos tenido se consideró esta dignidad.
Cuando no existía vicepresidente, la subrogación o remplazo del presidente de la República recayó, por años, en el presidente de la Cámara del Senado, que también lo era del Congreso Nacional. Por un corto lapso lo remplazó el último ministro de gobierno. (1929-1936). A estos jefes de estado temporales se los llamaba “encargado del poder”.
Cuando ha habido vicepresidente, el funcionario ha tenido distintas funciones. Por mucho tiempo, hasta 1963, fue presidente nato del Senado y la Legislatura. Desde 1968 no tuvo ninguna función sino remplazar al presidente. Desde 1979, en cambio, se le asignó la presidencia del Consejo Nacional de Desarrollo, CONADE, que dirigía la planificación.
Con las constituciones de 1998 y 2008, el vicepresidente no ha tenido ninguna función, sino la de remplazar al presidente o asumir las responsabilidades que él le encomendara. Esto no siempre ha propiciado buenas relaciones, sino a veces muy malas, pero en otros países ha funcionado.
Las formas de elección del vicepresidente han sido diversas. Al principio, como al presidente de la República, lo elegía la Legislatura. Luego fue por votación ciudadana. A veces se elegía como “binomio” del candidato presidencial en la misma fórmula, pero en otras se podía elegir al miembro de otro binomio, como sucedió en 1948 y 1968.
En 1884 se estableció una práctica sui géneris. La elección del vicepresidente se hacía a medio período del presidente para cuatro años, de modo que cuando cambiaba el jefe de estado, al vice le quedaban dos años en funciones.
Aunque lo conocen pocos, el primer vicepresidente del Ecuador fue el patriarca y poeta José Joaquín Olmedo, electo en 1830, que renunció pronto porque no podía vivir en las alturas de Quito. Un vicepresidente, Manuel de Ascásubi (1849), se hizo famoso porque tuvo que hacerse cargo del poder cuando el Congreso no pudo elegir presidente en más de 100 votaciones.
A García Moreno no le gustó tener vicepresidente que limitara sus tendencias autoritarias. Alfaro tuvo igual postura y logró que la “Carta Magna” liberal, la Constitución de 1906, aboliera la vicepresidencia.
En 1947 se restableció constitucionalmente la vicepresidencia de la República y desde entonces cinco constituciones la han mantenido con diversas funciones. En algunos casos, los vicepresidentes han resultado incómodos, pero sería un error pensar que por malas relaciones personales. Como en el caso de otros conflictos, eso tiene origen en la debilidad institucional y la dispersión política.