Canal cero
El vicepresidente: ¿conspirador a sueldo?
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Así definió José María Velasco Ibarra a su vicepresidente en su último gobierno (1968-70). Aunque no siempre existió en la historia del país la dignidad de Vicepresidente de la República, cuando las constituciones previeron ese funcionario, su relación con el Presidente a veces no fue buena.
En 1947 se restableció constitucionalmente la Vicepresidencia de la República. Cuando en 1948 no salió electo el binomio de Galo Plaza, Abel Gilbert, sino el adversario conservador Manuel Sotomayor y Luna, la relación de los mandatarios fue buena hasta que Sotomayor murió y el Congreso lo reemplazó con Gilbert. Pero en no pocos casos, la relación ha sido tensa y a veces violenta.
En 1961 Velasco Ibarra mandó al Penal al vicepresidente Carlos Julio Arosemena, que salió de allí directo al Palacio para hacerse cargo del poder, cuando Velasco fue derrocado. En 1968, el mismo Velasco aisló al vicepresidente Zavala y le espetó eso de “conspirador a sueldo”.
El presidente Jaime Roldós mantuvo buena relación con el vicepresidente Hurtado, pero cuando Jaime murió y se eligió vicepresidente a su hermano León Roldós, las tensiones fueron frecuentes. Cuando Febres Cordero ganó en 1986, su relación con el vicepresidente Blasco Peñaherrera fue cordial, hasta que se rompió el “viernes negro”.
Desde 1992 el presidente Sixto Durán Ballén tuvo estrecha relación con su poderoso vicepresidente Alberto Dahik, que renunció y se autoexilió cuando sus enemigos socialcristianos, con Febres Cordero a la cabeza, lo perseguían para mandarlo preso.
En su tercer intento de llegar al poder Abdalá Bucaram eligió a Rosalía Arteaga como binomio. Cuando 'el loco' fue derrocado, a la vicepresidenta no le entregaron la presidencia. Se quedó en la vicepresidencia por algunos meses y luego renunció. Ahora Bucaram dice que ella estaba entre los conspiradores que lo derrocaron.
Mahuad intentó dar un golpe de estado y continuar su desastroso gobierno después del feriado bancario que decretó para proteger a los banqueros, pero el año 2000 los militares le retiraron el apoyo y fue derrocado. Su vicepresidente Gustavo Noboa Bejarano, que había tomado distancia con Mahuad, se hizo cargo del poder con apoyo militar.
Lucio Gutiérrez, que ganó la presidencia en 2002, hizo pactos y repactos, rupturas y reconciliaciones con la derecha socialcristiana y con Abdalá Bucaram, terminó destituido por el Congreso, luego de que los militares le retiraron el apoyo. El vicepresidente Alfredo Palacio, que había roto con Lucio, se hizo cargo del poder.
Lo que vino después es conocido. Rafael Correa tuvo dos vicepresidentes que colaboraron estrechamente con él. Pero cuando el primero, Lenin Moreno, que fue candidatizado a la presidencia con el segundo, Jorge Glas, como binomio, triunfó como sucesor de Correa, el rompimiento fue aparatoso y también el conflicto con el vicepresidente Glas, condenado por corrupción. La ruptura se ha ahondado.
Ahora se inicia una nueva ruptura entre presidente y vicepresidenta. Una historia conocida que se repite.