Canal cero
'Me precipité sobre las bayonetas'
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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La crisis económica desatada en 1920 por la caída de los precios internacionales del cacao se extendió hasta los años cuarenta. Entonces se dio la mayor inestabilidad política de nuestra historia.
Con el debilitamiento de los grupos dominantes de la Costa, el latifundismo serrano se lanzó a la conquista del poder y logró el triunfo presidencial de Neftalí Bonifaz, cuya descalificación, por haberse declarado peruano, provocó la 'Guerra de los cuatro días' en 1932.
En una nueva elección, la plutocracia guayaquileña reeditó el fraude electoral y llevó al poder a Juan de Dios Martínez Mera, derrocado por un golpe parlamentario, cuyo protagonista principal fue José María Velasco Ibarra.
Candidatizado a la presidencia de la República, Velasco logró en 1933 un sonado triunfo. Durante su campaña se autodefinió como liberal y católico, más allá de la pugna confesional. Su candidatura fue lanzada por 'independientes' bonifacistas, con apoyo del Partido Conservador.
Pero su figura de caudillo logró aglutinar fuerzas, especialmente de sectores populares y grupos medios. Incluso lo apoyaron terratenientes de la Costa. Su éxito fue tal que se decía que llegó a afirmar: "Dadme un balcón en cada pueblo y seré Presidente".
En septiembre de 1934 comenzó un gobierno poco articulado que promovió las obras públicas y la educación, incluso confesional. El presidente logró el ingreso del país a la Liga de las Naciones. Pero no pudo completar un año en el poder.
En el Congreso de 1935, la oposición liberal y socialista bloqueó la acción gubernamental. Cuando Velasco intentó solucionar el impasse proclamándose dictador, con apoyo de los militares, el propio ejército lo derrocó al grito: "Viva la Constitución".
Velasco sentenció: "Me precipité sobre las bayonetas", aludiendo a que lo derrocaron los militares, con quienes tuvo relaciones políticas estrechas, pero conflictivas, las cinco veces que fue jefe de Estado en Ecuador, con apoyo de la 'chusma', como llamaban sus adversarios despectivamente a los más pobres del país.
Pocos años después publicó en el exilio: 'Conciencia o barbarie', un agresivo libro contra sus enemigos a quienes llamaba: "abogadillos sin conciencia", "mentes ratoniles", "rábulas" y "comunistoides".
Nadie niega que el 'profeta', como lo llamaban, tuvo enorme influencia en el pueblo, pero se debate mucho sobre la naturaleza del velasquismo. Parece claro que no fue un populismo como los de otros lugares de América Latina.
Debe ser considerado un caudillismo que expresaba una alianza oligárquica contradictoria para controlar grupos populares tradicionales, como el artesanado, y nuevos, como los pobladores que surgían en las grandes ciudades.
El velasquismo fue un agrupamiento electoral, no un partido. Cada elección en que Velasco participó fue una realidad distinta. Siempre tuvo apoyo inicial de su "gloriosa chusma" y ruidosas caídas por acción de las bayonetas.