Universidades y politécnicas se concentran en pocas ciudades
Estudia ciudades y condiciones generales de la producción. Arquitecto, investigador del Grupo LlactaLAB-Ciudades Sustentables, de la Universidad de Cuenca.
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La orientación del desarrollo urbano y regional ecuatoriano solo es posible con la participación del Estado, del mercado y la sociedad civil en el financiamiento y el mantenimiento de la infraestructura de educación superior, indispensable para la reproducción de la fuerza de trabajo calificada.
Ecuador tiene 62 universidades y escuelas politécnicas, distribuidas en 27 ciudades, que educan a 670.373 estudiantes.
De ellos, el 61,8% pertenece a 32 universidades públicas nacionales, mientras que el 25,2% a ocho instituciones particulares que reciben beneficios estatales.
Un 12,6% se reparte en 20 entidades particulares autofinanciadas y el 0,4% en dos universidades públicas, que operan bajo pactos internacionales.
Es evidente que existe una distribución territorial desigual de estas infraestructuras, lo que provoca:
1). Dificultades para realizar actividades económicas.
2). Insatisfacciones sociales por no acceder a sus usufructos.
3). Desequilibrios entre ciudades por la ubicación concentrada y/o dispersa de las unidades.
Es importante resaltar la función estratégica que debe cumplir el Estado en materia de infraestructuras de educación superior, sobre todo de jerarquía regional.
Estas infraestructuras determinan el desarrollo territorial, crean centralidades metropolitanas y revierten la alta aglomeración de equipamientos que se da en dos ciudades del país.
Resulta indispensable que las capitales provinciales de Francisco de Orellana, Macas, Nueva Loja, Puerto Baquerizo Moreno, Salinas, Santo Domingo y Zamora, que en conjunto suman 867.251 pobladores, tengan campus universitarios públicos nacionales, de distinta escala, para estimular nuevas dinámicas económicas en sus respectivos espacios urbanos.
Y es vital comprender el funcionamiento de las 'pequeñas urbes con (grandes) universidades', como Azogues, Calceta, Guaranda, Jipijapa, La Libertad, Sangolquí, San Miguel de Urcuquí, Tena, Tulcán y Puyo, ya que su importancia parece estar subestimada.
Dentro de estos 'nodos de conocimiento' contamos por ejemplo a UNAE, a Yachay Tech y a la ESPE.
Por último, es preciso fomentar políticas gubernamentales que:
- Logren un esquema espacial polinuclear nacional, que favorezca el desarrollo de zonas con carencias dentro de las ciudades.
Es hora de que las municipalidades del país sean autosuficientes para elevar significativamente la magnitud de sus correspondientes espacios urbanos de educación superior y de ingresar a las sociedades del conocimiento del siglo XXI.