El Chef de la Política
UNES, PCK e ID: Una nueva coalición legislativa en ciernes
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Mientras el país espera que se hagan públicas las nuevas coaliciones al interior de la Asamblea Nacional, hay algunos puntos que podrían guiar la designación de quien la presidirá.
En primer lugar, si se tratara solamente de entregar ese espacio a la bancada con mayor representación legislativa entonces la designación, sin ninguna duda, debería recaer en UNES. Si se tratara de que la persona con mayor número de votos sea la que presida la legislatura, sin mayor objeción, debería ser Pierina Correa.
Desafortunadamente, para unos y afortunadamente para otros, la política no siempre se maneja en función de un simple sumar y restar. La política es mucho más compleja y requiere otro tipo de valoraciones antes de que las agrupaciones políticas decidan a quien apoyan para la presidencia del primer poder del Estado.
Sin embargo, el tamaño de las bancadas legislativas no puede desestimarse del todo pues, de cualquier forma, allí está expresada la voluntad ciudadana en un contexto específico. Por ello, guste o no, UNES es la primera fuerza política del país y eso se refleja en el 35,76% de asientos que tendrá en la próxima Asamblea Nacional.
En esa misma línea, la alianza Pachakutik e Izquierda Democrática alcanza la segunda representación legislativa (32,84% de curules en conjunto) por lo que, una posible alianza con UNES no solo tiene sentido por el hecho de que alcanzaría cerca del 70% de votos en la Asamblea Nacional sino también porque representa una visión medianamente similar de cómo deberían manejarse la política, la economía y la sociedad.
Esa visión del mundo, que indudablemente tiene variaciones entre unos y otros de los posibles integrantes de la coalición, al menos garantiza que el país se encuentre frente a un acuerdo coherente en términos ideológicos.
Dejando de lado los particularismos y los nombres propios que podrían generar tensiones dentro y fuera de UNES, PCK o ID, lo cierto es que las tres fuerzas políticas se pueden ubicar del centro hacia la izquierda del escenario político nacional. Esa diferenciación le hace bien a todos.
Lo dicho no implica en modo alguno que la coalición CREO y PSC, con 21,89% de la representación legislativa, no tenga derecho a buscar la presidencia de la Asamblea Nacional. Sin embargo, una lectura amplia de lo que constituye el mutuo chequeo y control de poderes en el régimen democrático podría llevar la agenda política de las agrupaciones oficialistas en otra dirección.
Los resultados de la primera vuelta electoral, que son los que realmente sirven para analizar los apoyos ciudadanos, más la correlación de fuerzas políticas en la legislatura, dan cuenta que la mayor convivencia democrática podría venir de un gobierno en el que el Ejecutivo y el Legislativo estén gobernados por agrupaciones partidistas distintas.
Evidentemente, dicho escenario implica que las negociaciones políticas a las que se deba enfrentar el Presidente Lasso para aprobar sus proyectos de ley sean más intensas y signifiquen mayores concesiones a la eventual mayoría de oposición en la Asamblea Nacional. Nadie desconoce ese hecho.
Nadie desconoce tampoco que un gobierno compartido implica que las intenciones del Presidente Lasso tengan que ser adaptadas a la coyuntura política del momento. Sin embargo, tampoco se debe pasar por alto que aquí y ahora no hay una fuerza política mayoritaria, hegemónica, que en función de ello se sienta legitimada a formar un gobierno de la misma orientación ideológica en ambos poderes del Estado.
Gobernar con la oposición, ese es precisamente uno de los grandes retos de la convivencia democrática. Ese es o debería ser el gran desafío del futuro Jefe de Estado si hace una lectura realista de los resultados electorales.
Frente a un país en el que todo está por hacer, la posibilidad de que tres agrupaciones políticas se organicen alrededor de un acuerdo legislativo que sea públicamente anunciado es beneficioso no solo porque facilita la gobernabilidad al interior de la Asamblea Nacional sino también porque permite que la ciudadanía pueda juzgar de forma más clara a sus representantes.
A la par, la presencia de una oposición crítica, con ideas claras y con capacidad de conversar con el Presidente Lasso, podría ayudar a que su administración se estabilice y sus propuestas de gobierno puedan materializarse aunque con las limitaciones que implica la idea de compartir el poder.
Vivir en democracia es, precisamente eso, asumir que no existe una visión única del mundo y que en aras de beneficiar a las grandes mayorías es necesario ceder y llegar a acuerdos.