Leyenda Urbana
Tumbar a Guillermo Lasso, una apuesta insolente y perversa
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Desde sus refugios del odio donde se han parapetado, ocultándose de la ley, dentro y fuera del país, habrán celebrado que un puñado de gente haya ido al Consejo Nacional Electoral (CNE) para comenzar a gestionar la revocatoria del mandato al presidente de la República, Guillermo Lasso, quien acaba de iniciar su segundo año en el cargo.
Apenas 24 horas después de que presentara su Informe a la Nación, el 24 de mayo, dos golpes políticos le habrán vuelto a Lasso a la realidad del país que él había dibujado con la alegoría de dos turbinas encendidas: la salud y la economía, dando la apariencia de haber hecho su tarea, porque la tormenta ya pasó. Pero no es así.
Un colectivo liderado por un abogado de Guayaquil ha solicitado los formularios para recoger firmas, para pedir la revocatoria del mandato del jefe de Estado por, supuestamente, haber incumplido su Plan de Gobierno. Y médicos y directivos de los hospitales han ratificado que las casas de salud en las que laboran, carecen de medicinas, materiales e implementos para atender a los pacientes, mientras el Gobierno había asegurado que lo había resuelto.
Pero en política no hay coincidencias.
Comenzar el proceso para revocar el mandato al Presidente, cuando la justicia aquí y en Estados Unidos tramita casos gravísimos de corrupción, que ratificarán el saqueo inmisericorde al país, en cada obra, en cada proyecto, con cada glosa, busca revolver las aguas para que algunos puedan pescar en río revuelto, y se salven.
Es evidente que para Lasso ha comenzado un año decisivo; con certeza, el más importante de los cuatro de su mandato, porque está compelido a demostrar, con hechos, que puede ser un buen gobernante.
Eso lo saben bien sus contradictores y, por eso, aceleran sus acciones para bloquearlo, tanto desde la Asamblea Nacional, foco de tensión permanente, y, con la amenaza de revocarle su mandato.
Por esto, no se explica la tozudez del Presidente para defender a Guadalupe Llori, no solo porque resulta indefendible, tras involucrar a otra Función del Estado, en asuntos internos de la Asamblea; sino porque bloquea cualquier iniciativa política que podría impedir que UNES, el PSC, los disidentes de la Izquierda Democrática (ID) y Pachakutik y algunos independientes hagan mayoría desde la cual podrían terminar convirtiendo al mismísimo jefe de Estado en la mayor pieza política a dar cacería.
Que esta sencilla ecuación no sea entendida en Carondelet, evidenciaría que se niegan a admitir que perdieron la mayoría en la Asamblea y, más que eso, que no se dan cuenta de que han perdido el apoyo del pueblo.
Por primera vez, en mucho tiempo, las encuestas coinciden en las cifras de desaprobación de la gestión presidencial; solo difieren los porcentajes.
Si no se asume esa realidad significa que tampoco conocen de dónde proceden el malestar y los problemas que los impulsan, por lo que no los enmendarán. Y eso es grave.
No se puede gobernar a ciegas.
Hoy mismo, la Seguridad Social es una bomba de relojería, pero no se toma decisión urgente alguna.
Cientos de miles de estudiantes que se han quedado sin educación, miran al poder con recelo y desconfianza; los costos de los alimentos de primera necesidad suben, y generan descontento; y una violencia despiadada estremece a quienes deben vivir con las puertas cerradas y los negocios paralizados, y a quienes se enteran, sin dar crédito, que tales atrocidades se comentan en Ecuador.
Y hay más.
Resulta una gran paradoja que Lasso hable de transición ecológica, olvidando que firmó el Decreto 151 para la explotación minera, y mientras hay empresas que persisten explotar en las zonas de recarga hídricas del Azuay.
Y, como si esto no fuese suficiente, anuncia, como si se tratase de una buena noticia, que extraerá hasta la última gota de petróleo, en la Amazonía.
Así, la nueva reserva marina en Galápagos, por la cual recibió elogios dentro y fuera del país, está en contradicción con el expolio del Yasuní, prístino lugar, residuo del Pleistoceno, patrimonio de la Biósfera, del cual se privará a las futuras generaciones. ¡En fin!
Un año atrás, en su discurso de posesión, Guillermo Lasso, parafraseando al presidente Kennedy, dijo que: "mientras como país no podamos ayudar a los más pobres, este Gobierno no podrá ayudar a los más ricos".
Estas palabras podrían explicar el distanciamiento con los sectores productivos, que se han mostrado inconformes con medidas y decisiones, a pesar de ser quienes tendrían que generar el empleo que tanta falta hace al país.
Lo asombroso es que tampoco los sectores laborales y las organizaciones sociales, lo respaldan.
Ojalá este segundo año comience atendiendo a los más pobres.
Por todo esto, Lasso debería mantenerse alerta; quienes van tras su cabeza, son expertos en transformar a la víctima en verdugo. Claro que él los conoce bien, puesto que con ellos ha hecho ciertos acuerdos parlamentarios. Pero, políticamente, son audaces e impredecibles.
El presidente remarcó, el 24 de mayo, que las dos turbinas del país están encendidas; de ser así, lo más probable es que enfrenten turbulencias y tormentas, que sacudirán la pesada nave de la Nación y mantendrán en zozobra a todos.
Harán falta coraje y determinación, así como el apoyo de expertos para poner al país a salvo de las garras del narco, el tema más delicado y escabroso, porque los tentáculos de este monstruo parecen haberse extendido por todas partes.
La revocatoria del mandato es una figura que consta en la Constitución y está para ser usada. Pero tramitarla en las circunstancias dramáticas que vive el país, con la pretensión de tumbar a Guillermo Lasso, es insolente y perverso. ¿Quiénes mueven estos hilos?