Matrix política
¡Paren con los trollcenters carajo!
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
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Pareciera que ya nadie puede hacer nada sin ellos. Pareciera que para ir al ataque o incluso para defenderse todos necesitan uno. Pareciera que ya no hay campaña que no tenga que contratarlos. Pareciera que, en nada, se van a convertir en el eje de toda estrategia de comunicación política. Pareciera que no hay más remedio. Pareciera que estamos bajando al fango en una espiral violenta. Pareciera que la política ya no existe sin trollcenters. ¡Da escalofríos!
Cuando a Carlos Larreátegui y a María Cristina Bayas se les ocurrió abrir la Maestría en Comunicación Política en la UDLA, pensaron en algo de trascendental importancia para lo que venía: ¿cómo debía ser el Consultor Político que salga de sus aulas?
Y ahí, tuvieron la idea (medio loca) de encargarme a mí nada más y nada menos que la Cátedra de Ética de la Comunicación Política. Acepté de inmediato con un solo pedido: que me permitan armar el syllabus con la libertad suficiente como para poder combinar mi experiencia de 21 años en campañas político-electorales con la teoría que implica ingresar en un claustro académico. Les tengo un inmenso agradecimiento por ello. Han sido dos años maravillosos.
Pensé que era una muy buena idea contarles a mis alumnos, paso por paso y con detenimiento, cómo se arma una estrategia de campaña, cómo se consigue un buen proceso de investigación, cómo se arma un cuarto de guerra, cómo se piensa el mensaje, como se hace una estrategia mediática, cómo una de redes… etc.
Y se me ocurrió también contarles cómo en cada uno de los pasos antes mencionados se puede escoger cualquiera de los dos caminos: el más duro que es hacer lo correcto y el más “fácil” que sería hacer porquerías, chanchullos, trampas, embustes, atajos, trollcenters, granjas de bots, campañas de desprestigio, deepfakes… porque “todo el mundo lo hace”. Y que siempre la decisión nazca de ellos, de su fuero interno, de sus principios, de lo que habían visto en sus hogares, de lo que les habían transmitido sus padres.
En 21 años me ha pasado de todo, he ganado campañas y también las he perdido (de donde desde luego he sacado las mejores enseñanzas) pero yo sí puedo nombrar a cada uno de los políticos con los que he trabajado y decir que con orgullo no ha habido uno solo que me haya pedido trabajar con un trollcenters, calumniar o mentir para sacar provecho en una campaña.
Tengo la plena seguridad de que los consultores políticos nos terminamos pareciendo a nuestros candidatos y creo también que, si el político y su estratega están dispuestos a todo en una campaña, que no les quepa la menor duda que harán exactamente lo mismo cuando lleguen al poder. Y así nos termina yendo.
Es increíble que el medio, mis colegas, mis pares, con los que me llevo con algunos mejor que con otros, no entendamos la gravedad absoluta del terreno al que estamos entrando. Un terreno fangoso, lleno de suciedad, en donde a nadie le importe hacer nada, por más reñido con la verdad y la ética, con tal de ganar una campaña y llevar políticos corruptos al poder para luego exhibir algún premio efímero o de alquiler que consiguieron por ahí.
Hay políticos que están dispuestos a saquear lo poco que le queda a este país y sin embargo, trollcenters mediante, hay consultores que están dispuestos a poner a esos políticos en el poder. ¡Basta!