Dato y Relato
Una tregua económica para Lasso
Ph.D. en Economía Universidad de Boston, secretario general del FLAR y docente de la UDLA. Ex gerente general del Banco Central y exministro de finanzas de Ecuador, y alto funcionario de CAF y BID.
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La economía global está atravesando una coyuntura difícil e incierta. Tras superar los peores efectos de la pandemia, parecía que se encaminaba hacia una recuperación sostenida, pero la invasión rusa a Ucrania descarriló la senda.
Los precios de los combustibles y de los alimentos se dispararon y atizaron las presiones inflacionarias, que ya habían aparecido como consecuencia de la política monetaria y fiscal expansiva y los cuellos de botella logísticos.
Para controlar la inflación, los principales bancos centrales aumentaron sus tasas de interés; endurecieron así las condiciones de financiamiento para empresas, familias y gobiernos, y generaron volatilidad en los mercados de capital. En consecuencia, se prevé una significativa desaceleración económica e incluso una recesión en varios países desarrollados.
Frente a este panorama, las proyecciones de crecimiento de América Latina se ensombrecieron.
En el mejor de los casos, parecerían un 'nadadito de perro': pataleando fuerte y sacando la cabeza para apenas salir a flote. En el caso de Ecuador, la inestabilidad política y social paralizó buena parte de las actividades productivas durante casi tres semanas y complicó aún más las previsiones económicas. La crisis en la provisión de algunos servicios públicos y de seguridad pública afectó el ánimo ciudadano.
Pese a todos estos elementos adversos, los resultados económicos y sociales en el primer semestre son relativamente favorables y le dan una tregua al gobierno del presidente Lasso.
El crecimiento económico en el primer trimestre fue de 3,8% y se esperaría una cifra similar para el segundo trimestre. Si bien estaría por debajo del crecimiento de otros países como Colombia, que creció 10,6% en la primera mitad de 2022, superaría las expectativas negativas que tenía la mayoría de los agentes económicos.
Existen varios indicadores que presentan una dinámica positiva. El sector externo ha mostrado su fortaleza: las exportaciones totales en el primer semestre llegaron a casi USD 17.000 millones, un aumento de 34% con respecto a igual período de 2021, y un récord histórico.
Buena parte de este resultado se explica por el incremento de los precios de petróleo y minerales, pero es igualmente destacable el desempeño de las exportaciones no petroleras ni mineras, que se expandieron en 24% y llegaron a representar el 54% del total de ventas externas.
Las reservas externas aumentaron en USD 1.100 millones en lo que va del año, reflejando una posición favorable de la balanza de pagos.
Las cuentas en el sector financiero también lucieron saludables en el primer semestre. Los depósitos a plazo aumentaron 16,7%, lo que permitió financiar una expansión del crédito de 19%. La morosidad se ha mantenido estable, mientras que la liquidez y la rentabilidad del sector han mejorado.
Pese a los incrementos de los precios de alimentos y transporte, la inflación fue de 3,86% en julio, la segunda más baja en la región, y significativamente menor que la de las economías desarrolladas y la de países vecinos.
En el sector fiscal, por primera vez en más de una década, se alcanzó un superávit en el resultado global, gracias a resultados extraordinarios tanto en los ingresos petroleros como en los tributarios. Es el único país de la región en alcanzar superávit fiscal.
No obstante, el riesgo país no se ha reducido y se mantiene por encima de 1.500 puntos básicos. Tales niveles han sido una bendita maldición, pues evitaron que el país se aventurara a nuevas emisiones con costos prohibitivos.
En el lado social, también hubo progreso. La pobreza bajó a 25% en junio, 7,2 puntos porcentuales menos que el año pasado. El desempleo cayó de 5,1% a 4% en dicho período, aunque el pleno empleo aún no ha recuperado los niveles prepandemia.
Si bien el descontento social persiste, por lo menos hay un proceso de diálogo en el que se está negociando en la mesa y no en la calle.
Aunque varios analistas como Proestudios se mantienen escépticos y proyectan un magro crecimiento de 2,2% para 2022, los resultados descritos en esta columna nos llevarían a pensar que la primera parte del año no fue tan mala como se pensaba.
Sin embargo, para el segundo semestre, y especialmente para 2023, existe un consenso: las condiciones externas no serán tan favorables para Ecuador. De acuerdo con Gestión, el país deberá enfrentar una coyuntura con múltiples riesgos e incertidumbre.
En consecuencia, el respiro que el país ha tenido en estos meses podría terminar…excepto durante el Mundial de Fútbol en Catar, cuando todos estaremos con la camiseta tricolor puesta.