Economía y Desarrollo
Las personas trabajadoras y su lucha por el tiempo
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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El 1 de mayo se conmemora el día de las personas trabajadoras. La historia de este día se remonta a 1886, cuando el movimiento obrero de Chicago exigía el cumplimiento por la jornada laboral de ocho horas, los que fueron duramente reprimidos y asesinados.
En Ecuador, fue en 1922 cuando las personas trabajadoras salieron a la calle a exigir las ocho horas de jornada laboral que, a pesar de haber sido aprobada en 1916, no se cumplía.
Las demandas incluían un salario justo, y la notificación anticipada de despidos. La respuesta del Estado ecuatoriano, con José Luís Tamayo en el Gobierno, fue sangrienta; e inmortalizada en la novela 'Las Cruces sobre el Agua'.
Desde esas épocas la tradición de la lucha de las personas trabajadoras es por una justa distribución del tiempo de vida: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, y ocho horas de ocio.
El descanso como el medio indispensable de alivio de la fatiga y de subsistencia; y el ocio entendido como tiempo libre.
La principal lucha de las personas trabajadoras es por su libertad. Jornadas de trabajo de mayor duración ponen en riesgo la subsistencia, y restringen el tiempo libre.
El extremo es la esclavitud, esta se da cuando se anula la libertad de una persona sobre su tiempo, es decir sobre su vida.
Las horas de trabajo, cuando una persona es empleada asalariada, sirven a quien las contrata y paga por ellas. Se vende tiempo.
La lucha de las personas trabajadoras es porque se les pague lo justo, aquella parte de la producción que se logra gracias a su esfuerzo y habilidad, pero además por los medios necesarios que requieren para su cuidado y descanso, así como para compensar por la libertad que pierden.
Quien contrata busca pagar lo menos posible, para recuperar los recursos que invierte y acumular mayores ganancias.
La tensión es permanente. El conflicto aparece cuando no se hace justicia.
La respuesta del Estado ha sido históricamente contraria a las personas trabajadoras, quienes se han visto forzadas a protestar, reclamar y exigir, y han sido reprimidas.
El 1 de mayo se recuerda y conmemora esas luchas, esos actos desesperados, a la larga heroicos, que han conseguido mayor justicia.
El 1 de mayo se hacen visibles las personas trabajadoras para mantener la memoria de lucha vigente, para defender lo alcanzado y exigir lo que falta para una verdadera libertad.
No hay libertad sin justicia social.