Topic y el retorno de la ultraderecha
Pablo Cuvi es escritor, editor, sociólogo y periodista. Ha publicado numerosos libros sobre historia, política, arte, viajes, literatura y otros temas.
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Al estilo de Donald Trump, sin la menor prueba, un alterado Correa acusa en un video a María Paula Romo y Patricio Carrillo de un complot para asesinar a Villavicencio “porque el candidato les servía más muerto que vivo”.
Dejando aparte la enormidad de la calumnia, el verdadero mensaje es la imagen de un político desquiciado, que sabe que su candidata viene cayendo persistentemente y que por debajo del 25% será una catástrofe imposible de remontar.
¿Algún motivo de alegría? Pues no, porque el magnicidio ha fortalecido la tendencia de la mano dura y eso se expresa en el ascenso de Jan Topic, registrado en encuestas serias.
Ahora bien, un hombre violento cuya carta de presentación es haber combatido por dinero o por deporte en guerras lejanas –como los millonarios que acostumbraban ir de safari al África–, y cuya propuesta omnipresente es mano dura contra la delincuencia, se ubica fácilmente en la extrema derecha porque el autoritarismo se aplica a toda la sociedad y atropella todos los derechos, como en El Salvador.
Es que un Topic ganador no responderá ante Nebot, ni ante una democracia destartalada ni ante nadie, consciente de que le han pedido que ponga la casa en orden.
Me cuentan que en Manabí, muchos de los que iban a votar por el correísmo se han alineado con Topic y que sectores oligárquicos de Guayaquil y Quito también se están reordenando. (Si bien esa es la tendencia, no se puede descartar un repunte de Otto, ni, ya en el lado de los milagros, una votación abrumadora en la casilla de Villavicencio).
Si mañana pasa a la segunda vuelta, es altamente probable que un Topic en curva ascendente derrote a un correísmo en descenso y llegue a Carondelet un acaudalado empresario que vendió dos meses atrás a su papá las acciones de las empresas de seguridad y radares que mantienen grandes contratos con el Estado y los municipios.
Sobre política internacional, en La Posta le preguntaron qué opinaba sobre Bukele y Milei. Respondió con satisfacción que en América Latina “estamos yendo a la derecha” a causa de una izquierda cortoplacista.
Precisemos: están yendo hacia la derecha extrema. De Bukele no hay más qué hablar, salvo que el pequeño El Salvador no soporta a los grandes carteles del narcotráfico sino a unas pandillas que no les llegan a la rodilla.
Más inquietante es el triunfo de Milei en las primarias de Argentina, pues significa la consolidación de una alternativa de ultraderecha que plantea dinamitar el Banco Central y desmantelar drásticamente el Estado, empezando por ministerios como los de Salud, Trabajo, Deportes, Cultura, Ciencia y Tecnología.
Además, para acabar con la hiperinflación, quiere dolarizar la economía y cita a El Salvador y Ecuador como ejemplos. Acá funcionó, pero dolarizar la Argentina es tan complicado como vencer al narco, y para implantar su modelo ultraprivatizador necesitaría quebrar al movimiento social y sindical con mano de hierro, pues, a pesar de la catástrofe económica de este gobierno, el peronismo sumó un 27% en las primarias.
En síntesis, Milei expresa no solo la reacción contra 20 años del modelo kirchnerista basado en la corrupción y el reparto del Estado, sino contra toda “la casta”, en la que incluye a Macri y la derecha tradicional a la que obviamente le quitó electores, al tiempo que recogía votación en todos los sectores sociales y todas las provincias de un país quebrado y sin futuro, donde la población está harta de los políticos y exige que se vayan todos… para que vengan otros peores.
Porque Milei es un libertario que lleva al extremo el individualismo y la competencia salvaje del mercado. Que se opone al aborto y la educación sexual; que se identifica con Santiago Abascal, de Vox, y viaja a Chile a abrazarse con el pinochetista Katz y a recomendar públicamente a los chilenos que se desembaracen de Boric.
Ojalá sea la Argentina la que se desembarace de él y del kirchnerismo al mismo tiempo.