Al aire libre
Tokio
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Qué poco sé de los japoneses.
Y lo que sé, es enorme.
Los longevos de Okinawa, con más de cien años y buena salud, dicen que su secreto es caminar, moverse y socializar.
"No le entrevistes al profesor de tenis, tiene 70 años", le dicen al forastero, y se matan de la risa.
Mantienen el 'ikigai', que es la razón de vivir, la pasión por algo.
Los mayores en Japón son considerados como un tesoro.
De los japoneses sé que disfrutan del aire libre y del campo porque su territorio es pequeño. Una sobrina me regaló un libro hace años: 'Cómo crear un jardín japonés' porque me encanta su simplicidad y su limpieza. Parecen pequeños desiertos o bosques, siempre hay agua, una piedra, una forma fresca que da tranquilidad.
Fabián, un amigo corredor, me pasó tiempo atrás los catorce principios de Toyota, basados en una filosofía de largo plazo, de equilibrio y de siempre querer aprender. El principio número cinco es vital: deja de solucionar problemas y crea una cultura de hacer bien las cosas desde el principio.
"Deja de solucionar problemas y crea una cultura de hacer bien las cosas desde el principio".
Hoy le pregunté al Fabián: dime algo de Tokio.
Me compartió la famosa parábola Zen, If a bird doesn't sing, que es un cuento de cómo hacer cantar a un pájaro.
Aquí viene:
Un maestro Zen preguntó a los tres guerreros más poderosos del Sengoku, o período de guerra:
-¿Qué harían si un pájaro no canta?
Oda Nobunaga, conocido por su fiereza y crueldad, dijo:
-Matarlo.
Toyotomi Hideyoshi era el más astuto, entonces contestó:
-Obligarle a cantar.
Tokugawa Ieyasu, el más diplomático y paciente de todos, dijo:
-Esperar a que cante.
Estos lores o Daimyos unificaron Japón y el último fue a vivir a Edo, un pueblo de pescadores. Edo tomó el nombre de Tokio que ahora es la ciudad más grande del mundo.
Los tres estilos de liderazgo se muestran de nuevo en este dicho japonés: "Oda Nobunaga hace el pastel, Toyotomi Hideyoshi lo hornea, pero es Tokugawa Ieyasu es el que se lo come".
De Japón sé que cada primavera los cerezos florecen y miles de personas van a sentir el 'hanami' o mirar las flores. Esta flor rosada de pétalos delicados la relacionan con lo efímero de la existencia. A propósito, ¡nuestros arupos están floreciendo!
Espero que la filosofía oriental, su fuerza y suavidad acompañe a nuestros deportistas en Tokio, y que hagan suyo este proverbio japonés: cáete siete veces, levántate ocho.