La telenovela del Harry y la Meghan, pobrecitos
Pablo Cuvi es escritor, editor, sociólogo y periodista. Ha publicado numerosos libros sobre historia, política, arte, viajes, literatura y otros temas.
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¿A quién diablos le interesan los enredos de la Casa Real de Inglaterra?
Pues a un tal William Shakespeare le encantaban. Tanto así que les consagró sus mejores tragedias, destinadas no a los eruditos sino a un público variopinto que disfrutaba con las desgracias de los poderosos.
Quinientos años después, los dramas y romances de la Diana y el Carlos y la Meghan y el Harry (así de íntimos los sentimos) todavía encandilan a más de mil millones de espectadores del ancho mundo que siguen la telenovela y están enterados de que este martes fue lanzado el libro de memorias del díscolo Harry, que de díscolo no tiene un pelo.
Si en inglés el título es 'Spare' –como repuesto o sustituto–, en español le llamaron 'En la sombra' con un toque de ironía, pues este inquieto y ambicioso Harry no ha estado nunca a la sombra de nadie.
Mucho menos ahora que concede entrevistas a las principales cadenas para promocionar un libro que ya encabeza las listas de best-sellers en papel y digital con un para de millones vendidos en los primeros días.
Lo curioso es que –según quienes ya lo leyeron– no contiene nada del otro mundo: no hay asesinatos en palacio ni traiciones al estilo de Macbeth.
Aparte de los 25 talibanes que se cargó Harry cuando era soldado, el asunto se reduce a celos e intrigas menores, con algunos detalles desopilantes como el regalo de bodas de Harry a su cuñada Kate: una tanga de armiño.
Pero, ¿qué importancia tiene para el ciudadano de a pie que el Guillermo le haya derribado de un trompón al Harry, o que el Harry se lamente por el racismo contra Meghan, que es mulata.
Las peleas entre hermanos y el choleo a las/los pretendientes son moneda corriente en cualquier familia quiteña, no solo de la high.
Pero como estos son príncipes nos apasionan y sabemos más del destino de 'la crême de la crême' que de la vida de nuestros parientes y vecinos de barrio.
Y nos despierta el morbo que la Diana se haya acostado con su entrenador o guardaespaldas o lo que haya sido el afortunado.
O que el Andrés y la Margarita y la Sara Ferguson y la Pipa Middleton, que exhibe un 'derriere' monumental, hayan hecho distintos tipos de cagadas (perdón, pero así decimos los plebeyos cuando alguien hace quedar mal a la realeza).
Ahora bien: hace rato que el poder de la realeza no es político sino simbólico. De allí que su función consista en exhibirse, dar espectáculo, llamar la atención de los medios.
Por su lado, la prensa se fascina con ellos y los paparazzi les persiguen hasta la muerte, literalmente.
Porque, además, los Windsor son parte fundamental de la identidad inglesa ahora que el viejo imperio está cada vez más venido a menos.
Y se producen cientos de películas, documentales, publicaciones y series de primera como The Crown, que refuerzan su glamur.
Es que desnudar las pasiones de estos personajes es un filón inagotable de plata.
Basta anotar que por cuatro libros (la saga recién empieza) Penguin Randhom House pagará a Harry entre 35 millones y 40 millones de libras.
De allí le toca su parte al escritor fantasma del libro, J.R. Moehringer, que es un muy reconocido y buscado Premio Pulitzer, autor de las memorias de Andre Agassi.
Pero lo más sorprendente de toda esta historia es que Harry conoció a Meghan… ¡por Instagram! O sea que el Príncipe Azul sí existe y está al alcance de tu celular. No pierdan la esperanza.