Efecto Mariposa
Del Stonewall a Ecuador: 55 años de lucha por la igualdad y el orgullo LGBTIQ+
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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En la madrugada del 28 de junio de 1969, la Policía de New York allanó el bar gay Stonewall Inn, que se localizaba en el barrio de Greenwich Village, en Manhattan.
A ese evento le siguieron seis días de disturbios que fueron protagonizados por personas que frecuentaban el Stonewall y la comunidad LGBT, quienes salieron a protestar por la redada policial.
Un año después del allanamiento, el 28 de junio de 1970, miles de personas se congregaron en Greenwich Village para conmemorar los disturbios de 1969, y tuvo lugar la marcha del Día de la Liberación de Christoper Street, acto que constituye un punto de inflexión en la lucha por los derechos LGBTIQ+.
LGBTIQ+ es el acrónimo actual con el que se hace referencia a las personas lesbianas, gais, trans, bisexuales, intersexuales y queer. El símbolo más (‘+’) es para incluir todas las identidades de género y orientaciones sexuales.
Con esa conmemoración se originó Día Internacional del Orgullo LGBTI, mismo que se realiza cada año en varias ciudades del mundo con una Marcha en la que se exhiben carros alegóricos, máscaras, vestimentas llamativas y la famosa bandera arcoíris.
La Marcha tiene el fin de reivindicar el derecho que tienen todas las personas a elegir su identidad de género y su orientación sexual, sin ser juzgadas ni recriminadas, sin recibir lecciones de moral.
Entre estas ciudades, constan algunas del Ecuador, como: Quito, Guayaquil, Ambato, Cuenca, Portoviejo, Durán y Santo Domingo.
En Quito, la primera marcha se realizó el 28 de junio de 1998; durante sus primeras ediciones su concurrencia alcanzaba los centenares de personas. Actualmente, los asistentes superan los 25.000.
Han pasado 55 años desde los disturbios en el Stonewall, y Ecuador ha caminado en el reconocimiento de los derechos de los miembros de la comunidad LGBTI+.
El primer paso ocurrió en 1997, cuando se despenalizó la homosexualidad. En el artículo 516 del Código Penal anterior, se tipificaba como delito las relaciones sexuales consentidas entre dos personas del mismo sexo, con reclusión mayor de cuatro a ocho años de prisión.
Después, en 2008, en la Constitución de ese año se legalizó la unión de hecho entre personas del mismo sexo. Después, en 2014 se legalizó su unión civil.
Por último, en 2019, la Corte Constitucional legalizó el matrimonio igualitario.
Si bien los avances en materia de derechos para los miembros de la comunidad LGBTIQ+ constituyen actos concretos para fomentar la inclusión y el respeto por la diversidad, aún existe una parte de la población ecuatoriana que, aduciendo razones religiosas y morales, se opone a aceptar socialmente a las personas LGBTIQ+ y a que sean tratadas de manera equitativa.
Según datos de la encuesta Barómetro de las Américas de 2023, solo el 16% de los encuestados en el país aprueba firmemente que las personas homosexuales puedan postularse para cargos públicos, frente a un 24% que manifiesta oponerse completamente a este derecho. El porcentaje restante muestra posturas menos rígidas tanto en aprobación como en desaprobación.
Con relación al matrimonio entre parejas del mismo sexo, el 15% de los encuestados manifiesta que lo aprueba firmemente, mientras que el 36% lo desaprueba completamente.
Al ser preguntados sobre la aprobación de que personas de minorías sexuales, como, por ejemplo, gay, lesbiana, bisexual, etc., tengan los mismos derechos que la mayoría de los ecuatorianos, el 35% lo aprueba firmemente, mientras que el 12 % lo desaprueba.
Finalmente, al ser consultados sobre la firmeza con la que los encuestados aprueban que personas de minorías de género, como, por ejemplo, no-binaria, transgénero, etc., tengan los mismos derechos que la mayoría de los ecuatorianos, el 28% respondió que aprueba y el 12% lo desaprueba firmemente.
Estos datos recientes revelan que, en Ecuador, una parte considerable de la población aún no apoya plenamente la igualdad de derechos para las personas LGBTIQ+, y una vez más nos recuerda la necesidad de implementar políticas públicas y programas de educación que promuevan la inclusión y el respeto por la diversidad.
El legado de los disturbios de Stonewall y el Día del Orgullo recuerdan la importancia de la resistencia y la lucha continua por los derechos LGTIQ+, así como la importancia de seguir luchando por la aceptación social y el respeto a todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género.
En realidad, la identidad de género y la orientación sexual son asuntos individuales que deben ser decididos en plena libertad, y que no deberían depender de la aprobación de nadie ni ser motivos de discriminación.
A quienes se resisten a aceptar a los miembros de la comunidad LGBTIQ+, recuerden que no necesitan ser parte de este grupo, simplemente deberían respetarlos, reconociendo que cada persona tiene el derecho de vivir y amar libremente.