En sus Marcas Listos Fuego
No quiero ver más noticias de sicarios detenidos
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Sí. Me di cuenta de que la efectividad de la Policía no me alienta. Sí, me di cuenta de que ver un grupo de sicarios siendo detenidos, gracias a la reacción inmediata de la Fiscalía y la Policía, no me genera esperanza.
Ajá, me di cuenta de que me duele ver cada vez que colocan esposas a un asesino. Y sí, ustedes se estarán alarmando por mi confesión.
Y no, no es que me duela que reciban justicia, no es que me indigne que se combata la impunidad, no es que me moleste ver a los malos tras las rejas. Es que, y lean bien y si quieren únanse a mí, soy capaz de recordar el pasado más inmediato a esa noticia.
¿Por qué el evento del despliegue policial para capturar a los sicarios que mataron al ser humano A, es noticia? Sencillo, porque no es la primera noticia, es siempre, siempre, siempre, la segunda noticia.
¿Y cuál es la primera? La primera noticia es la que viene acompañada de la fotografía del cadáver de ese ser humano, en una posición imposible, retorcido en el suelo o doblado contra el volante, con la boca abierta, la mirada vacía, escoltado de un riachuelo de sangre, víctima de la fuerza gravitacional, escapando hasta la cuneta más cercana.
Junto al cadáver, en un recuadro inferior, aparece siempre la fotografía del muerto, cuando estaba vivo, sonriendo. Sí, es muy estúpido lo que voy a decir, pero antes de morir, estaba vivo. Es tan obvio lo que digo que debería dolernos aún más.
¿Saben que consigue la detención de los asesinos? Mucho sí, pero nada para los hijos y la esposa de quien la prensa identifica como "quien en vida fue…"
Meter a la cárcel a los asesinos no devuelve un padre a su casa, no resarce nada, porque quien tiene que recibir la llamada más brutal del mundo, no quiere justicia, quiere regresar el tiempo.
Escribo esta columna, corta, muy corta, para ver si por fin abrimos los ojos y nos damos cuenta de que, quienes le apuestan todo al Derecho Penal, se equivocan.
Si se captura a homicidas es porque hubo homicidios. Si se captura a violadores es porque hubo violaciones.
Yo quiero un país donde la captura del sicario nunca más sea una noticia, porque sé que no habrá familias devastadas, arrodilladas, llorando alrededor de un ataúd.
No quiero decir más. Solo quiero pedirles que no normalicemos celebrar que los malos están pagando sus penas. Porque cuando te arrebatan a quien más quieres, eso ya no sirve de nada.