El Implacable VAR
La Tricolor se convirtió en un club de millonarios
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Con el histórico traspaso de Moisés Caicedo al Chelsea, ahora sí podemos decir que la Tricolor se ha convertido en un club de millonarios. Porque eso son ahora los seleccionados de los equipos importantes: acaudaladas personas que, irónicamente, reciben agravios como el de "fracasados" cuando fallan un tiro penalti.
Cuando se inicien las eliminatorias, estaremos ante la selección más valorada económicamente de la historia de Ecuador. Solo con Caicedo (USD 146 millones), Pervis Estupiñán (18 millones), Gonzalo Plata (USD 13 millones, con el lujo que destrozó un Mercedes en Valladolid), William Pacho (USD 9,8 millones) y Piero Hincapié (USD 7,4 millones) ya tenemos un equipo que bordea los USD 200 millones.
Si agregamos a Kendry Páez, reservado por el Chelsea por un monto no revelado, y el resto de jugadores que valen desde USD 5 millones para abajo, como Leonardo Campana, ya estamos hablando de cifras hasta hace poco impensables.
En efecto, la pregunta es por qué estos jugadores cuestan tanto. Ninguno tenía ni mayor ni mejor trayectoria que, por ejemplo, Agustín Delgado cuando el Southampton lo reclutó en 2001. El pase del 'Tin' costó USD 6,7 millones, que con la inflación ahora valdría USD 10 millones. Y que un ecuatoriano costara eso ya era una locura.
La Tricolor y el mercado
Bueno, hay razones para todo esto. Primero, el mercado actual tiende a cotizar jugadores no solo por la hoja de vida y el país de origen, sino por las expectativas que genera la data, o sea las proyecciones gracias a los datos altamente especializados.
Además, está el valor que un jugador aporta como mercancía (sí, qué feo suena) al servicio del marketing del club, no solamente al proyecto deportivo.
Asimismo, gracias a Independiente del Valle y su auge internacional, los ecuatorianos se cotizan mejor, especialmente los adolescentes. Ahora los mejores contratos son para los más tiernos, reservados por los clubes adinerados.
Finalmente, está la presión del dinero árabe, cuyos jeques y mandamases buscan desesperadamente ganar títulos y revalorizar inversiones. Tras la bonanza de Qatar y sus discutibles socios, es el turno de Arabia Saudita de soltar cataratas de petrodólares con el objetivo de consolidar un proyecto expansionista por medio del fútbol.
Eso ha causado que los contratos en Europa se encarezcan, para conservar jugadores y valor.
En el caso del 'Niño Moi', su altísimo precio también se explica por la habilidad de sus representantes para especular en medio del incierto panorama del Chelsea, dispuesto a pagar -y así lo hizo- fuertes montos para renovar el equipo y retomar la senda de la gloria.
Todo eso ha permitido que la Tricolor se convierta en el nuevo Club de la Unión. Solo que, en lugar de bodas y música de cámara, hay asados y reguetón. Ojalá que ese valor financiero se exprese en goles y en la clasificación al Mundial, pero también en la transmisión a los más jóvenes de valores tan urgentes como el trabajo en equipo, el respeto a las reglas y la humildad.