Incrementar la seguridad y generar empleo adecuado para los NiNis debe ser nuestro reto
Graduado de la Escuela de Negocios Darden de la Universidad de Virginia, socio de la firma ecuatoriana de estrategia y finanzas corporativas Ahead Partners, exasesor McKinsey and Company y ex VM de Comercio Exterior.
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"Aquellos que planifican obtienen mejores resultados que aquellos que no planifican, aunque rara vez se ciñen a su plan", decía Winston Churchill
Cada año, Ecuador debe generar más o menos 160.000 nuevos empleos adecuados, para mantener las estadísticas de empleo adecuados como porcentaje de la población económicamente activa (PEA), estable.
Esto se debe a nuestra pirámide demográfica, dado que Ecuador es un país joven con una edad promedio entre 28 a 29 años, versus países como los siguientes:
La falta de creación de ese nivel de empleo adecuado anual es por qué hay más de 600.000 adultos jóvenes, que son población NINIs: NI trabajan, NI estudian. Los jóvenes entre 15 y 24 (hasta 30 para ciertas estadísticas) años que no se encuentran adheridos al sistema educativo formal, ni al sistema laboral remunerado, son denominados NiNis.
Debemos recordar que, tener a la juventud sin propósito, o proyecto de vida, ni esperanza, es un caldo de cultivo de problemas. En el Medio Oriente, esta situación se la llama como la calle caliente y se la considera el catalizador de conflictos internos.
Pero antes se requiere que se incremente la inversión en seguridad dado que, actualmente, muchos sitios turísticos (caídas en reservaciones de hasta 80%) y de ventas (tiendas, restaurantes, ferreterías, etc.) cierran.
Un estudio de una multinacional proveedora de insumos para ferreterías que encontró, por ejemplo, que las ferreterías en la periferia de las principales ciudades cerraban porque los propietarios, ante el fenómeno de las vacunas, reaccionaban de dos maneras:
- Un dueño (adulto maduro), decidía cerrar para no pagar la vacuna
- Un dueño (adulto joven), decidía mover su negocio a una ciudad secundaria donde espera poder escapar de dicho tributo ilegal
También estas vacunas reducen empleos en las PYMES y MIPYMES, que son la parte medular del empleo (no necesariamente adecuado) en Ecuador (estas empresas pueden dar de 1 a 7 empleos no adecuados). La inseguridad reduce también el consumo, que es el 60% de la economía.
Y el cobro de las vacunas a hogares de bajos ingresos, se ha movido de barrios periféricos a ciertos sectores urbanos de clase media, afectando la economía de esas familias. Por ejemplo, es ridículo que familias pobres que no pagan impuestos por predios urbanos, terminen pagando USD 104 anuales (USD 2 semanales), a las mafias de la extorsión. Y esto no ha caído de intensidad ni frecuencia, solo que ahora, se usan mujeres jóvenes para realizar el cobro ilegal.
La vacuna, al mismo tiempo, incrementa la necesidad de liquidez, que no hay, porque ni la macroeconomía ni la microeconomía (los emprendimientos y de las familias) andan bien.
Hay oportunidades de generar empleo adecuado, por ejemplo, en la pesca y faena del calamar gigante (que la flota China viene a pescar en esta parte del mundo), maricultura (que en Chile es un éxito), frutas de alto valor agregado (arándanos, uvas, etc.), plátano, construcción, servicios de outsourcing, minería legal (Ecuador tiene el potencial de Perú), energías renovables, biocombustibles (caña de azúcar), etc.
En otro tema, las remesas son la tercera fuente de ingresos de divisas mayor que los sectores bananero, minero, atunero, etc., pero estos dineros no son un logro de la economía ecuatoriana y el consumo de las familias de Ecuador no debería depender de ellas.
Las remesas son una realidad de la economía y el consumo de las familias en cierta medida depende de ellas. Sin embargo, el país debe generar su propia riqueza.
“Creo que el mejor medio de hacer bien a los pobres no es darles limosna, sino hacer que puedan vivir sin recibirla”, recalco Benjamín Franklin.