El indiscreto encanto de la política
Una segunda vuelta electoral, entre votos nulos e indecisos
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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A medida que avanza la campaña de la segunda vuelta, las encuestas nuevamente empiezan a ser parte de la estrategia de cada candidatura.
Más allá de los números que registran Lasso y Arauz, que -como siempre- varían significativamente según la encuestadora, un dato coincidente en todas las encuestas es el alto porcentaje de nulos e indecisos.
Desde el regreso a la democracia, el porcentaje de votos nulos en cada elección presidencial no ha superado la barrera del 12%. De hecho, en las últimas tres elecciones presidenciales, el voto nulo representó alrededor del 7% de la votación total.
A la fecha, las encuestas señalan que cerca del 20% de los votantes anularían su voto. Seguramente, muchos de estos son de Yaku Pérez, desencantados con el desenlace de la primera vuelta.
No es la primera vez que en una segunda vuelta aparece el fantasma del nulo con fuerza. En el proceso electoral de 2002, cuando se enfrentaron Lucio Gutiérrez y Álvaro Noboa, la posibilidad del voto nulo estuvo presente en la conversación diaria. Finalmente, Gutiérrez alcanzó el 54,79 % de los votos, y los nulos, el 12%.
Un poco más atrás en la historia, durante la segunda vuelta de las presidenciales de 1996, la decisión entre votar por Jaime Nebot o Abdalá Bucaram, de la misma manera ubicó al voto nulo como una razonable tercera opción, especialmente en la región Sierra. Sin embargo, según los datos finales, poco más del 12% anuló su voto.
En la primera vuelta de este proceso electoral, el nulo llegó al 9,6%. Asumiendo que podría subir a un máximo histórico del 13%; queda un 7% de ecuatorianos que cambiaría de parecer y, el día de la elección, escogería a uno de los dos candidatos.
Por su parte, el voto indeciso oscila en las encuestas entre un 15% al 20%, si a este valor le sumamos el porcentaje de 'nulos temporales' tenemos que todavía existe en promedio un 25% de votos en disputa que, como van las cosas, se decidirían por una opción durante la última semana.
La composición de este electorado indeciso es en extremo heterogénea. Son los votantes de Hervas, de Yaku y del tercer pelotón que, en conjunto, suma el 12% de los votos.
Son de las cuatro regiones de Ecuador, con diferentes edades y de todos los estratos socioeconómicos.
Estas particularidades dificultan la construcción de mensajes únicos, por lo que ambos candidatos requieren campañas específicas dirigidas a los diferentes nichos.
La primera vuelta dejó una clara lección: el 48% de los electores se decidió por nuevos liderazgos, en respuesta al cansancio de la campaña de descrédito mutuo entre los mismos personajes, que además ya llevan tres elecciones consecutivas.
Por lo señalado, ganará el candidato que mejor interprete este mensaje.