En sus Marcas Listos Fuego
Seis secretos sobre la muerte cruzada que nadie les quiere contar
PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.
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Los secretos a voces, esos que se susurran a gritos, suelen quedar neutralizados por un mecanismo de defensa que la psicología ha denominado negación.
Y ello ocurre no solo gracias a las inclinaciones ideológicas, sino por la capacidad de los ciudadanos de colocarse, cual corceles con enclavaduras, anteojeras que los incapacitan para mirar a su alrededor.
Por eso hoy voy a escribir esos secretos que la sociedad se niega a reconocer, cuya necedad le hace creer que son rumores pasajeros. Y se los voy a contar para ver si se despoja de tanta miseria y empieza, por fin, a levantar la cabeza.
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El secreto de la muerte cruzada
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La muerte cruzada, en cristiano se dice suicidio paliativo. Sí, Lasso disolvió una Asamblea atiborrada de homo habilis en pleno proceso de evolución, que sin la existencia de esta droga rara llamada democracia, por sus capacidades intelectuales en la empresa privada no estarían pasando ni las aguas. ¿O creen que tipos como Saquicela o Llori, sin el voto obligatorio (y si este perverso sistema de votación no existiera), tendrían la mínima posibilidad de presidir un negocio exitoso? ¿Pero cuál es el secreto que Lasso no quiere que ustedes sepan? Que hasta agosto, tras la celebración de unas elecciones extraordinarias, los mismos cardúmenes de pececillos, con más materia fecal que gris, ganarán las elecciones. Es decir, sólo entramos en temporada de veda de vertebrados escamosos. Así que colóquese esa sonrisa boba, que en unos meses volvemos a la misma porquería, con parásitos evitando a toda costa que quien gane la Presidencia pueda transformar al país.
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El secreto cancerígeno
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Nos quieren convencer de que esta maniobra autolesiva tiene el objetivo de evitar que el correísmo regrese al poder. Es decir, nos presentan la muerte cruzada como la quimioterapia contra un cáncer. Lo que nadie quiere que sepamos es que de nada sirve curarnos del correísmo, que es tan mortal como un cáncer de estómago, cuando el anticorreísmo es un cáncer de páncreas. Sí, ya es hora de dejar de negarlo: los candidatos del anticorreísmo para las próximas elecciones son igual de autoritarios, igual de corruptos, igual de psicópatas. Pero claro, al anticorreísmo no le importa subir al podio a algún hijo de…mientras sea su hijo de… El secreto, vayan sabiendo, es que los villanos no se convierten en héroes cuando aniquilan a otros villanos. Sarta de enfermos, de gente con el cerebro lavado, de odiadores. Los dos grupos son lo mismo, los primeros organizados, los segundos desorganizados. El secreto es que al país le urgen ciudadanos sin fanatismos, libres de los sufijos 'ismos' e 'istas', dignos solo de los muertos en vida. Ya basta de un país donde los perseguidos sueñan con tener el poder para perseguir. Y basta de una patria donde la competencia es por el podio al más perverso. Ojalá nazca un outsider que no ande lamiéndole las posaderas a un chivo de oro, que tome decisiones por el bien del país y no para alimentar sus complejos.
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El secreto de la criminalidad
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Sólo una Policía fuerte puede enfrentar esta onda expansiva de inhumanidad, pero para que una Policía sea fuerte no hace falta únicamente el armamento correcto, el blindaje adecuado, el entrenamiento perfecto. Le hace falta estabilidad. Una Policía fuerte es aquella que cuenta con seguridad jurídica, con garantías de que será respaldada políticamente al cumplir su labor con la radicalidad y la mano dura que requieren la situación que vive el país. Ningún policía se jugará su futuro, el de su familia, por un Gobierno que hasta fin de año ya no estará en el poder. Sólo donde hay Estado, se puede hacer sentir el poder del Estado. Sólo donde hay gobierno consolidado, se puede hacer temblar a los terroristas. Ese es el secretito: la muerte cruzada generará el crecimiento de los carteles y el abandono a los policías. Y si no, quiero que piensen en los generales y coroneles en servicio pasivo que fueron perseguidos inmisericordemente entre 2012 y 2016, por haber enfrentado con valor en los ochentas y noventas a Alfaro Vive Carajo y sus hordas guerrilleras.
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El secreto de la persecución
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Cuando los del cáncer de estómago reemplacen a los del cáncer de páncreas, ¿saben qué ocurrirá? Pues que colocarán otra vez un contralor tipo Polit o tipo Celi, para que emitan Informes con Indicios de Responsabilidad Penal contra todos los ministros de Lasso, por los gastos que hicieron y no hicieron y, así, poder perseguirlos, destrozarlos, allanarlos, dejarlos en la ruina. Es que ese es el secreto. ¿Algún ministro se va a jugar la vida, hasta fin de año, para arreglar este país en menos de seis meses? No sean mensos, que los ministros tampoco lo son.
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El secreto de los candidatos
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Y sí, los partidos políticos seguirán eligiendo entre sus huestes a los que más votos puedan ganar, pero no por sus cualidades intelectuales y sus capacidades de gobernanza, sino por el atractivo de su semblanza. El secretito es que la farándula seguirá siendo el caldo de cultivo de quienes deben salvar a este país, donde los 'demócratas' nos hacen creer que exigir estrictos requisitos académicos para ser candidato es un atentado contra la igualdad y la representatividad. Es que, carajo, yo no quiero que quienes gobiernan sean iguales a los que votan, quiero que sean mejores.
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El secretito de las urnas
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Y aquí viene lo que acarreará gritos e insultos contra esta columna, pero ya basta de mentiras, que me saco el guante blanco para darles con puño cerrado. Todo político habla de la sabiduría del pueblo en las urnas. ¿Me están jodiendo? ¿Por ser políticamente correctos y evitar la polémica van a seguir sosteniendo semejante insulto a la inteligencia? Si el pueblo fuese sabio no tendríamos tanto simio en cada gobierno y cada futbolista, payaso, bailarín (bailando el Rock de la cárcel), reina de belleza, bachiller y mediocre en la Asamblea. No podemos seguir siendo tan contradictorios. Si el país tiene los gobernantes que sus electores se merecen, es porque los representan, ergo, es insultante que los electores vilipendien a los políticos cuando ellos mismos los eligieron y los crearon a su imagen y semejanza. Lo que Lasso no nos dice es lo que ningún político nos quiere decir: que será el mismo pueblo el que elija, otra vez, a los próximos gobernantes. Sorry, gente, sorry, pero Lenín Moreno tuvo la razón cuando dijo lo que ya saben que dijo. Así que el secretito es que el juicio político interruptus y la muerte cruzada no llegaron para estabilizar al país y permitir la gobernabilidad, sino para recordarnos que vivir en Dinamarca sería aburrido y que los avatares que nos hacen ser el tropical tercer mundo que somos jamás podrán faltar en esta tierra a la deriva.