Canal cero
Rumiñahui, el héroe de la resistencia
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Cuando pensamos en la resistencia a la Conquista española, nos viene la imagen de Rumiñahui, el líder indígena que enfrentó a los conquistadores españoles en medio del derrumbe del Tahuantinsuyo y resistió con astucia, energía y no poca crueldad.
Parece que nació en Píllaro, alrededor de 1490. Se ha dicho que fue hijo de Huayna Cápac con su concubina a Nary Ati, princesa de Píllaro, hija de Ati o Cacique Pillahuaso.
Pero no hay evidencias claras. También pudo ser de familia cuzqueña venida con Huayna Cápac como mitimae.
Rumiñahui significa en kichua Cara de Piedra (rumi piedra y ñahui ojo). Fue cercano a Atahualpa y se destacó en la guerra contra Huáscar, sobre todo en la batalla de Quipaipán.
Acompañaba a Atahualpa cuando en Cajamarca fue apresado a traición por las huestes de Francisco Pizarro, pero se quedó con el grueso del ejército en las afueras.
En medio de la confusión, Rumiñahui regresó a Quito y castigó con dureza a los pueblos que no acataron su mandato.
Cuando llegó la orden de Atahualpa de que se recolectaran tesoros para su rescate, Rumiñahui la acató, pero no remitió lo recolectado a Cajamarca. Frente a ello, Quilliscacha (el Inca Illescas) tomó los tesoros personales del emperador y fue a entregarlos.
En 1533 fue a recibir el cadáver del soberano asesinado y participó en su funeral. Luego invitó a un banquete a los notables de Quito y a familiares del inca. Los hizo matar a todos, inclusive a Quilliscacha, con cuya piel hizo fabricar un tambor ceremonial.
Con Zopozopangui y otros jefes reunió un ejército para resistir. Luego de varios encuentros, a mediados de 1534 enfrentó a los españoles en Tiocajas.
Cuando los españoles parecían derrotados, una violenta erupción volcánica atemorizó a los quiteños, que creyeron que sus dioses estaban enojados y se desbandaron.
Los españoles, al mando de Sebastián de Benalcázar eran unos 200, pero tenían de su lado a miles de cañaris que nunca aceptaron el dominio de Atahualpa.
Benalcázar le envió un mensajero ofreciéndole una alianza, pero la rechazó, asesinó al mensajero y se retiró a Quito destruyendo lo que encontraba en el camino.
Llegó a Quito y sacó los ídolos y joyas de los templos, con todo el oro y las piedras preciosas que pudo encontrar y los ocultó. Apresó a cientos de indias jóvenes y familias de caciques.
Mató a miles de indígenas que habían apoyado a Benalcázar, incendió y arrasó la ciudad. Luego se refugió en las montañas.
Durante meses dirigió una acción de guerrillas contra los españoles, pero fue acorralado cerca de Píllaro.
Trató de suicidarse, pero no murió y fue tomado prisionero. Se lo llevó a Quito y fue torturado para obligarlo a indicar el lugar en donde había escondido los tesoros. Pero no reveló nada. Al fin, el 10 de enero de 1535 fue ejecutado junto con Zopozopangui y Quingaluma.
Fue duro y cruel, pero también lo fueron los conquistadores y las consecuencias de las plagas que trajeron. Rumiñahui se consagró como el máximo líder de la resistencia de Quito y de la América Andina.