Leyenda Urbana
Romo tuerce el brazo al sentenciado de Bélgica al aludir a 'la muerte cruzada', en plena crisis sanitaria y económica
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Es probable que con una sola frase la ministra de Gobierno, María Paula Romo, haya sofocado la más reciente intentona desestabilizadora en plena crisis sanitaria y económica del Ecuador.
“Vamos a hacer lo que sea necesario para darle una salida al país”, respondió a la pregunta de si el Gobierno tenía en mente aplicar la muerte cruzada ante el bloqueo político que se anticipaba en la Asamblea.
Desde Bélgica, el recién sentenciado asimiló el golpe, pero fiel a su doblez conceptual pretendió ponerse del lado de los buenos, sin conseguirlo.
“Llamar a muerte cruzada es irresponsable. Arrasaríamos en las elecciones, pero es una locura tenerlas en esta emergencia”, escribió en Twitter. Pero le traicionó el subconsciente: “Tan solo deben dar un paso al costado”, reiteró.
En instantes en que el estupor se ha instalado en el país ante las pérdidas humanas en Guayaquil por la pandemia; cuando las interrogantes no tienen respuestas y la rabia por la devastación saca lágrimas hasta a los más duros, hay quienes husmean en los entresijos de la política para atizar la desesperanza y provocar más desolación.
En las condiciones de miseria económica del Ecuador cuando para pagar los salarios el Gobierno se endeuda; cuando un barril de petróleo está por debajo del costo de producción, y mientras cientos de compatriotas han sido notificados, en plena cuarentena, que han perdido su trabajo, hay quienes pretenden repartirse los despojos del país.
Con una sobredosis de autoestima, el sentenciado de Bélgica cree tener control sobre el electorado, sin percatarse que está siendo observado en su condición humana ante la mayor catástrofe de la historia nacional.
Víctima de esta pandemia que ha golpeado con furia igualmente a Madrid, Nueva York y Lombardía, Guayaquil no ha merecido ni un gesto de empatía y solidaridad de parte de Rafael Correa. Pero ha sido puesto en evidencia.
La audaz jugada de la ministra de Gobierno al tomar para sí la iniciativa de la muerte cruzada -aunque sea solo como estrategia-, ha logrado desmontar la conspiración. Y por eso Correa la cuestiona cuando apenas en octubre pasado, en medio de violencia en las calles, confabulaba, junto a sus seguidores, para sacar del poder al presidente Moreno.
La falacia es el santo y seña del correísmo. En octubre, cuando su plan fue descubierto también intentaron negarlo, pero los videos mostraron al exlegislador Virgilio Hernández repetir, una y otra vez: “o sea cae el paquetazo que afecta a la mayoría de los ecuatorianos, o se cae el Gobierno”.
Lo de la asambleísta Gabriela Rivadeneira fue más cínico. Puesta al descubierto se refugió en la embajada de México. Había dicho que “la Constitución prevé la muerte cruzada para volver a la democracia y la paz”; huyó.
La figura de la muerte cruzada fue establecida en la Constitución de Montecristi. Implica la disolución de la Asamblea Nacional, previo al aval de la Corte Constitucional y la convocatoria a elecciones. Se puede aplicar hasta un año antes del fin de período presidencial, en este caso, antes del 24 de mayo próximo. En ese tiempo, el Ejecutivo puede gobernar por decreto.
¿Se imaginan ir a las urnas en 45 días mientras la pandemia ataca de manera feroz, para elegir Presidente para lo que queda del período cuando el próximo año habrá elecciones?
Eso sí, la declaración de la ministra Romo también neutralizó las acciones de ciertos asambleístas que, sin mayor lucidez democrática, hablaban de esa salida. Ya no.
El CAL calificó los dos proyectos enviados con carácter de urgencia en materia económica por el Ejecutivo. Y el titular de la Asamblea ha dicho estar consciente de que es momento de la unidad nacional para salvar la vida de los ecuatorianos.
“El viejo libro de reglas está hecho trizas y un nuevo se está escribiendo”, dice el historiador y filósofo israelí, Yuval Noah Harari, a quien apelo nuevamente en un intento por entender a la clase política ecuatoriana.
“Nuestros mayores enemigos no son los virus, sino la codicia, el odio y la ignorancia”, añade Harari, y aconseja “controlar qué hacen los políticos en este preciso momento”.
¿Sabían ustedes que el sentenciado de Bélgica amenazó con la muerte cruzada al menos unas tres veces mientras gobernaba?
Solo unas fechas: 30 de julio de 2011, “si es que la oposición toma el control de la Asamblea, cuando rinda mi informe, el 10 de agosto”. En diciembre de 2015 como una alternativa política “si faltaba gobernabilidad”. Y en febrero de 2017, a solo meses de entregar el poder, “si la oposición gana y destroza lo logrado”. ¿Qué les parece?