Firmas
Las más ridículas resoluciones de la Asamblea
Abogado y escritor. Ha publicado varios libros, entre ellos Abraza la Oscuridad, la novela corta Veinte (Alfaguara), AL DENTE, una selección de artículos. La novela 7, además de la selección de artículos Las 50 sombras del Buey y la novela 207.
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Hace unos días la Asamblea Nacional se despachó con una Resolución “para declarar el 29 de mayo como Día Nacional de Conservación y Reconocimiento del Chimborazo como el punto más cercano al sol y la montaña más alta de Ecuador”.
No es la primera vez que dedican largas horas, los honorables, para sacar resoluciones –luego de varios discursos vacíos, barras, alteraciones del orden del día, etcétera- que a primera vista parecerían idiotas.
Y a segunda vista también, pues no solamente es ridículo que una institución que es la función Legislativa de un país se tome sus horas laborables para “declarar” ciertas características de una montaña, sino que se preste para situaciones similares con la única finalidad de quedar bien con ciertas localidades del país y lograr algunos aplausos de la tribuna.
El artículo 120 de la Constitución explica con detalle las atribuciones y deberes de la Asamblea Nacional.
Entre ellas están posesionar al Presidente, declararle loco, conocer sus informes anuales, autorizar juicios en su contra; expedir, codificar, reformar y derogar las leyes; fiscalizar los actos de las funciones varias; posesionar a las máximas autoridades de un montón de instituciones; aprobar el Presupuesto General del Estado; conceder amnistías por delitos políticos e indultos por motivos humanitarios; entre otras.
Si bien la Ley Orgánica de la Función Legislativa les concede la competencia para conocer y resolver sobre todos los temas que se pongan a su consideración, a través de resoluciones o acuerdos, ¿es que acaso no hay un gramo de sentido común? ¿Es correcto consumir el tiempo de los asambleístas y sus equipos en cualquier cosa que se ponga a su consideración?
Han dedicado su tiempo en ámbitos ajenos y dispares que van desde los platos de comida, hasta el fútbol: hace poco resolvieron entregar la condecoración 'Dr. Vicente Rocafuerte' al Delfín Sporting Club, que logró el primer lugar del Campeonato Ecuatoriano Liga Pro 2019 Serie A.
Me atrevo a pensar que más de un asambleísta debe creer que Rocafuerte fue back centro y que pegaba más que Jimmy Montanero. Aclaro, nada tengo en contra del Defín S.C., pero bien puede ser reconocido por el Ministerio del Deporte, o el municipio de su cantón de origen.
También rindieron homenaje a San Francisco de Quito en el cuadringentésimo octogésimo quinto aniversario de su fundación. Cosa equivalente a tomar una resolución para gritar “toquen trompudos”.
Por si los libros de historia no sirven, también tomaron la resolución que declara el 15 de septiembre de cada año como Día Nacional de la Democracia en Ecuador, con el propósito de conmemorar el retorno a la democracia.
Botaron (sin ponerse el respectivo casco) algunas horas para votar por la Resolución que declara el 16 de abril de cada año como Día del Gestor y Profesional de Gestión de Riesgos.
Nos regalaron la Resolución que declara el 7 de marzo de cada año como el Día Nacional del Fútbol Femenino, y otra que reconoce a la Región Amazónica ecuatoriana en su día clásico.
También resolvieron declarar el primer viernes de febrero como el Día de las Mujeres de Rojo en Ecuador por la Salud Cardiovascular Femenina, aunque la salud pública realmente les importa un rábano.
Tenemos la Resolución que declara el 12 de diciembre como el "Día de la Gastronomía, Productos y Alimentos Saludables del Ecuador", genios de la estrategia además, justo a mediados de diciembre para llegar en buen estado para los hartazgos de Navidad.
Nos agasajaron con la resolución que expresa la indignación y preocupación de la Asamblea ante el hecho público de que el señor Fernando Alvarado, ahora prófugo de la justicia, haya burlado el dispositivo de vigilancia electrónico que portaba como medida alternativa a la prisión preventiva. Resolución que, sin duda, hará pensar dos veces al Virgilio o al Alexis antes de sacarse el suyo.
No he logrado encontrar con facilidad el nombre del proponente de las Resoluciones, pero hubo una que parecería que fue propuesta por el honorable asambleísta dominico Tomás de Torquemada: la Resolución que ratifica la defensa de la familia como núcleo fundamental de la sociedad.
Y miren que si se puede tomar resoluciones que podrían construir algo necesario: ya declararon a la Asamblea Nacional del Ecuador como la primera institución pública libre de la utilización de productos plásticos y de poliestireno de un solo uso.
Pero, como les había dicho, la actividad populista, irresponsable, paternalista, condescendiente, ineficiente, circense, inepta, deshonrosa y oprobiosa que hace la Asamblea en pos de la simpatía electorera de sectores con sus propias instituciones, es una conducta reprochable y desvergonzada.
¿Qué ganan o han ganado las regiones o ciudades que son hipócritamente 'homenajeadas' con declaraciones de intención absolutamente ineficaces y fantasiosas? A saber:
- Tenemos ya la Resolución que rinde homenaje a la historia de la Región Insular.
- Resolución que declara a la provincia de Esmeraldas como Destino Turístico Natural y Cultural del Ecuador.
- Resolución que declara a Bolívar como la Provincia de Identidad Patrimonial, Cultural, Turística, Emprendedora y Productiva.
- Resolución que declara a la ciudad de Cuenca como destino turístico de calidad.
- Resolución que declara a Santiago de Guayaquil como "Ciudad de Oportunidades y de Progreso Sostenido".
De éstas hay varias más. Ni en las fábricas de sombreros de Montecristi se reúne tanta paja.
Se mandaron la Resolución de solidaridad y condolencias a la familia de Fidel Castro Ruz cuando por fin se murió, pero nada dirán cuando muera Fujimori, o algún otro criminal, dictador de derecha.
Han resuelto resueltamente resolver tantas declaraciones que han declarado declarar el primero de junio de cada año se conmemore en Ecuador el Día de la Niñez y el 11 de octubre el Día Nacional de la Niña. O, probablemente, algún incisivo legislador sospechó que las niñas no son parte de la niñez. ¿Quién sabe?
Pero la más increíble, la declaración de intenciones más inútil, a la que menos caso harán los propios interesados es aquella Resolución que explica las disposiciones constitucionales y legales que deberán observar los asambleístas en sus intervenciones en el Pleno, es decir, se tomaron su tiempo para votar a favor o en contra sobre declarar necesario que los Asambleístas lean la Ley.
La verdad es que dan muchas ganas de importar legisladores seleccionados por la PriceWaterhouse, así como importamos directores técnicos para la selección de fútbol.
Mientras todo esto pasa, mientras el Pleno es convertido con frecuencia en tarima de insignificantes y oportunistas, quedan en espera proyectos y propuestas sobre leyes de tránsito, pesca, movilidad humana, seguridad, reforma constitucional, que acumulan días de indiferencia y negligencia.
Y al final, ¿podremos hacer algo al respecto?