El Chef de la Política
RC y exRC tras el control de la Asamblea Nacional
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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De una u otra forma, lo que fue Alianza PAIS, altiva y soberana, volverá a gobernar la Asamblea Nacional.
Por un lado, se encuentra la Revolución Ciudadana, cuya carta de presentación es ser la primera minoría legislativa y su único punto de negociación, la resolución de los conflictos judiciales de su líder histórico y único referente de vida. Amén.
Por otro lado, Construye, antiguos cercanos al "proyecto" y defensores acérrimos de los primeros excesos del gobierno aquel. Defensores con uñas y dientes al punto de ser parte activa de la antojadiza carta constitucional que ahora nos desorienta. No a la desmemoria.
Ahora, el edulcorado Ruptura, es la segunda fuerza política y junto a RC se disputarán quién es el eje de la toma de decisiones en la Asamblea Nacional. Aunque el tiempo y las aguas ahora los distancia, ambos son parte del todas y todos que nos llevó a eliminar de la Constitución Política la declaración de que este es un país orientado por el Estado de Derecho. En esas mentes lúcidas y corazones ardientes, ahora enojados por los avatares de la política, está la autoría del sinsentido que es la muerte cruzada o la banalidad que ha sido transformar el control y chequeo mutuo entre tres poderes del Estado por las sinergias entre cinco entes de gobierno.
Pero más allá del necesario contexto, lo cierto es que los acuerdos de cara a designar a quiénes administrarán la legislatura tendrán que pasar necesariamente por los votos de uno de los dos hijos repudiados de Alianza PAIS. Sin alguno de ellos no es posible alcanzar una mayoría y, ante dicha situación fáctica, los que quieran asirse con el poder en la Asamblea Nacional deberán conversar, acordar y repartir los espacios con Rafael Correa o María Paula Romo. Así nomás. En blanco y negro, esas son las pistas.
El resto de las organizaciones políticas tendrán que decidir, por tanto, a qué palo se arriman y asumir las ganancias y costos que aquello traerá en el futuro cercano. Ese futuro cercano que en Ecuador está marcado siempre por el próximo proceso electoral y que, en este caso, arranca en febrero de 2024.
Con RC el libreto es más claro. Ellos están dispuestos a ceder ciertas posiciones en la legislatura a cambio de otro tipo de intercambios, esencialmente los que se relacionan con el Consejo de la Judicatura, la Fiscalía y la Corte Nacional de Justicia. En rigor, alcanzar la presidencia de la Asamblea Nacional no es el mejor negocio para RC y por ello estarán abiertos a ofrecer ese espacio a quien se juegue por llegar a un acuerdo.
Aunque aparentemente ahí hay una buena oferta, la otra cara de la moneda son los coletazos que dicha alianza le puede pasar en las próximas elecciones a quienes sean parte de la coalición. Dada la posición intransigente de RC en términos de acción política, cada vez son menos los que están dispuestos a jugarse por un acercamiento con esa agrupación. Aversión al riesgo, siempre presente en la política.
Con Construye hay mayor nivel de incertidumbre. No se sabe hacia dónde girarán sus intereses en el corto plazo y tampoco su posición ideológica. Esa idea de ser un partido de centro-izquierda cada vez se siente más lejana y la ausencia de liderazgos alternativos al tradicional y único lo tornan, en ese aspecto, cada vez más cercano que distante a la RC. Al final, si juntos se criaron, juntos habrán aprendido que siempre es más fácil tomar decisiones verticales que dependan de una sola cabeza.
Por ello, entre el resto de las agrupaciones políticas habrá más cautela en cuanto a los términos de un posible acuerdo, pues, en pocos meses, los aliados de ahora podrían convertirse en competidores por la presidencia de la República o la propia Asamblea Nacional.
La alianza ADN, del primo del expresidente Moreno junto a los rezagos de Alianza PAIS, que ahora abandera al presidente electo Daniel Noboa, tendrán ahí sus resquemores. Nuevamente, aversión al riesgo, siempre presente en política.
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Ante dos escenarios que podrían conducir al país por diferentes derroteros hacia 2025, la mayor certeza que existe es que el próximo viernes 17 la sesión será accidentada y con acusaciones mutuas. No faltarán las objeciones a asambleístas que constitucionalmente no podrían posesionarse ni las imputaciones penales de unos a otros.
Los nuevos "independientes" estarán a la orden del día y las proclamas en defensa de los intereses nacionales actuarán como telón de fondo de un vacío ejercicio de toma y daca, carente de una agenda de gobierno y cargado de cálculos electorales en un país que tendrá dos presidentes en cuatro años por mandato de una descriteriada carta constitucional pensada y diseñada en conjunto por RC y Construye, las dos fuerzas que ahora mismo se disputan el control de la Asamblea Nacional.