Economía y Desarrollo
Los resultados electorales abren la oportunidad de un cambio político
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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El retorno a los gobiernos civiles (1979) generó 27 años de dominio político conservador y neoliberal, que tuvieron como desenlace la crisis financiera de 1999, empobreciendo a la mayor parte de la población, al tiempo que el Estado subsidió a bancos y empresas, y dolarizó la economía.
La debacle de ese modelo y la búsqueda de alternativas, llevaron a Rafael Correa a la presidencia en 2007. Desde esa fecha y hasta 2017, la denominada 'Revolución Ciudadana (RC)' se consolidó como la principal fuerza política del país.
Se estableció una nueva Constitución en que se marcó el rol fundamental del Estado en cuanto a la garantía de derechos e igualdad, la erradicación de la pobreza, la redistribución de la riqueza y la armonía con la naturaleza.
El país logró importantes resultados en el ámbito social, mejorando la calidad de vida de las personas, al tiempo que tuvo un importante crecimiento económico, ligado a la inversión pública que se sostuvo por el alto precio del petróleo.
El auge se alcanzó en 2014, y al mismo tiempo inició del declive. La economía se desaceleró, no se logró sostener la inversión social, la deuda externa aumentó, empezó una agenda de reducción de gasto, las denuncias de corrupción se incrementaron, y el desgaste propio de varios años en el poder se hizo presente ante la falta de renovación.
Las elecciones seccionales de 2014 mostraron un decaimiento en las preferencias electorales de la RC, y en las presidenciales de 2017 logró un triunfo apretado.
En 2018 inició un nuevo ciclo de conservadurismo social, liberalismo económico y servilismo del Estado a intereses económicos (plutocracia).
La agenda política de Lenin Moreno y de Guillermo Lasso fue la de evitar el retorno de la RC al poder político. Se la atacó y persiguió, utilizando los medios de comunicación comerciales y hasta a la Función Judicial.
El Gobierno se concentró en medidas de austeridad fiscal, siguiendo las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que ha significado el desmantelamiento de la capacidad del Estado para dar respuestas a las necesidades de la población.
La pésima gestión de Moreno y Lasso, su incapacidad para la administración pública, el deterioro de la calidad de vida, la incapacidad para escuchar y la represión que han ejercido a la movilización social, al tiempo que generan beneficios económicos para determinados grupos cercanos al poder, los ubica entre los presidentes con la menor aceptación ciudadana.
En ese contexto, los resultados electorales del 5 de febrero dan cuenta de un nuevo cambio de ciclo:
A pesar de haber propuesto un referendo con preguntas que la maquinaria de Gobierno y de la prensa comercial intentaron vender como positivas, con el 95,5% de actas procesadas en la pregunta 1, el NO gana en todas las preguntas. Con diferencias que van entre 2,9 y 18,9 puntos porcentuales.
Aun si las diferencian cambian, se ha dado un claro mensaje de rechazo al gobierno.
A esto se suma que la RC alcanza la mayoría de las prefecturas, incluyendo las de Guayas, Pichincha, Manabí y Azuay; seguido de Pachakutik (PK).
En el caso de las alcaldías de capitales provinciales, nuevamente la RC logra la mayor cantidad, incluyendo a Guayaquil, Quito, Santo Domingo, Babahoyo, Machala y Esmeraldas; y nuevamente le sigue PK.
Los casos de la prefectura de Guayas y de la alcaldía de Guayaquil, marcan además un hito al romper la hegemonía de décadas que mantenía el Partido Social Cristiano en esa provincia.
Es así como el Gobierno y sus aliados han sido rechazados, mientras que los principales opositores han recibido el mayor apoyo de la ciudadanía.
La preferencia electoral está entre quienes se han definido contrarios a la mayor parte de las propuestas de gobierno, y cuyas bases han apoyado las movilizaciones de la Conaie en rechazo de las políticas de Moreno y de Lasso.
Las preferencias están en estructuras políticas organizadas y con una posición clara, que constituyen una alternativa al actual gobierno.
El cambio de rumbo está planteado.
La RC vuelve a ser la primera fuerza política del país. Le sigue PK, siendo el brazo político de la Conaie.
Ahí radica la oportunidad de fomentar un cambio de modelo, y promover desde los gobiernos seccionales una mayor descentralización que potencie el desarrollo territorial equilibrado.
La gobernanza desde respuestas concretas a las necesidades de la gente, y que genere las bases para un proyecto nacional que incluya a todas las tendencias progresistas.
Hay alternativas, hay esperanza.