Economía y Desarrollo
La emigración aumenta y Ecuador vuelve a depender de las remesas
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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Según datos del Banco Central del Ecuador (BCE), desde el tercer trimestre de 2020 el flujo de remesas que ingresa al país ha alcanzado cifras récord.
De manera particular, en el segundo y tercer trimestre de 2021, superaron los USD 1.000 millones en cada periodo, representando un monto equivalente al 7% del consumo final de los hogares.
El BCE prevé una tasa de crecimiento del PIB de 3,5% para 2021, que se ubica por debajo del promedio regional (5,2%), y donde los sectores de mayor crecimiento esperado son los de minas y canteras, refinación de petróleo, otros elementos del PIB (impuestos y subsidios sobre productos, derechos arancelarios e IVA) y los relacionados con la pesca, que concentran apenas el 1,3% del empleo a nivel nacional.
Con una recuperación de la producción que es lenta y está concentrada en sectores de baja generación de empleo, a lo que se suma la política de reducción del gasto y de la inversión pública, la recuperación del consumo en Ecuador se vuelve, una vez más, dependiente del ingreso de remesas desde otras economías que logran implementan políticas expansivas de fomento al consumo.
Es así que, el 62,3% de las remesas que ingresaron al país entre enero y septiembre de 2021 vienen de Estados Unidos.
Detrás de las remesas, que dan un impulso a la economía, se encuentra la problemática de la emigración. Personas que salen del país en busca de las oportunidades que no ofrece nuestra sociedad.
Esto se evidencia en el saldo migratorio de ecuatorianos. En 2021 las salidas superaron a los arribos en 81.758 personas, según cifras del Ministerio de Gobierno. Siendo el mayor saldo de emigrantes registrado desde 2004.
La crisis económica que fue profundizada por la pandemia de Covid-19 exacerbó las desigualdades, reduciendo las oportunidades de los hogares más pobres y vulnerables.
La recuperación económica debe verse más allá de las cifras agregadas, o promedios, como el PIB y la recaudación tributaria, y tener cuidado de no caer en un falso optimismo.
Es indispensable analizar la distribución de costos de la crisis y de los beneficios de la recuperación, así como los efectos sociales que están por detrás de esta, y actuar para corregir las nuevas desigualdades que nos están dejando una sociedad pospandemia con mayores injusticias de las que teníamos.