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Una relación tóxica con el dinero
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Tenemos que vivir con el dinero toda la vida. Así que mejor llevarnos bien con éste.
Una relación tóxica con el dinero acaba con nuestra vida. Trabajamos para vivir y cumplir nuestros sueños, no para pagar las deudas y sufrir.
Trabajar es bueno. Pero el desastre financiero es un reflejo de nuestro desastre interior. Compras compulsivas, desorden en los pagos, cero ahorros.
El estrés financiero aparece cuando solo trabajamos para pagar deudas. Además, a veces no es un trabajo que nos gusta, más bien nos genera presión, ¿y dónde acabamos? Gastando más en el gastroenterólogo o el fisioterapeuta, por molestias en el abdomen, la espalda y el cuello.
Igual o más grave, gastamos en salidas -alcohol, drogas, vicios- que creemos que nos liberan de la angustia, pero que la empeoran.
No es pretexto que de niños vimos que nuestros padres se peleaban por dinero, sufrían por la escasez, o no tenían control de gastos.
Nuestra vida es ahora.
Por otro lado, si en la casa nos enseñaron a ser austeros, qué bueno. Identifiquemos, entonces, cuál es la causa de nuestro desorden financiero: una enfermedad, una quiebra, o nuestro propio descontrol.
Conseguimos la primera tarjeta de crédito y creímos que era fácil manejarla y nos excedimos. Adquirimos más deudas de las que podíamos pagar.
Es momento de tomar acción de nuestras finanzas. Ya no deciden por nosotros los padres, los tíos, o la pareja. El manejo del dinero es de cada uno.
Entendamos que no es cuestión de más ingresos, sino de cómo los gastas.
Entendamos que, si fuera fácil tener finanzas sanas, todos estuviéramos prósperos y rozagantes.
Entendamos que todo beneficio viene con sacrificio, dice el Mago More y Nicolás Muñoz, empresario y financista, que el secreto de los millonarios es ser frugal, equilibrados, vivir por debajo de sus posibilidades.
La buena noticia es que cuando me digo a mí mismo: quiero manejar bien mi dinero, se convierte en una sentencia, una visualización de lo que realmente anhelo.
Entonces empezamos a tomar mejores decisiones, pocas compras, necesarias y de calidad, más orden y control, regresamos a nuestro interior, a recomponer el camino no solo del dinero sino de la vida.
El Mago More recomienda hacerlo poco a poco. Nos ponemos una meta y la cumplimos a diario por 30 días. Una sola meta. Y si nos olvidamos un día, volvemos a cero.
Por ejemplo, cada día:
- Registro de gastos y retiros del cajero.
- Coloco un dólar en la alcancía.
- Llevo trozos de fruta para comer durante el día y no gastar.
Según él, después de 30 días hemos incorporado el hábito a nuestra rutina y en adelante solo debemos mantenerlo.
Por su parte, Valeria Arellano, experta financiera, dice: así como ordenamos nuestro cuarto, ordenamos nuestras finanzas.
Y añade: “Como no a todos les parece fácil el orden, a lo mejor hay que ponerse trucos como si fuera para hacer deporte: dejo los zapatos deportivos al lado de la cama y así, cuando me levanto no hay pretextos”.
Hacer ejercicio con alguien se vuelve un compromiso, dice ella. Igual sucede con un coach financiero que nos ayuda a seguir adelante en nuestro manejo de dinero.
El acompañamiento da seguridad y compromiso para no seguir en ese tren de gasto e impide que caigamos de nuevo en los malos hábitos.
Y una vez que salimos de deudas desordenadas, no regresamos. Cuando ya se prueba lo bueno, ya no se quiere volver atrás.
Valeria comenta que dictó un curso a través de audios. Tiempo después, una alumna le agradeció: estaba a punto de divorciarme y ahora estoy conversando con mi esposo sobre nuestros problemas de dinero.
A veces necesitamos siete veces para recapacitar; otras, un simple audio.