Al aire libre
El Registro Civil, el SRI y el IESS se anotan un porotazo
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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A veces las instituciones del Estado nos dan gratas sorpresas. Esta semana, el Registro Civil, el SRI y el IESS se ganaron un punto.
Fui a sacar al fin mi pasaporte. Mi cita era a las 11:00, pero llegué con 15 minutos de anticipación, como decían las indicaciones. Me puse en una fila de unas veinte personas en la parte de Pasaportes del Registro Civil, que avanzó rápido hasta la ventanilla en que nos asignaban un turno.
Ahora me acuerdo de la señora que apareció por la puerta y preguntó a los que estábamos en la fila: ¿esta es la cola?
Luego de la mamá con tres niños que entra al mismo sitio y les dice autoritaria: "esperen aquí". Y ellos quietos, petrificados, con los ojos bien abiertos, obedeciendo.
La mamá va, pregunta en la ventanilla y les llama desde lejos: "¿qué hacen ahí? Vengan pues".
Escenas que distraen la mente de la tensión del momento.
Qué bueno que no presenciamos el típico caso de palanca que se nota a leguas por las caras y gestos en la pasada de la fila.
Una vez en la sala de espera del Registro Civil, dos funcionarios, hombre y mujer, se habían organizado para que unas 100 personas lográramos obtener el pasaporte en una hora y media. Ella asignaba el módulo mientras él nos hacía sentar según nuestro número de cita.
De cuatro en cuatro, avanzábamos con cambios de puesto como en el juego de la silla. Tres niñas, primero circunspectas, luego curiosas, y al final, divertidas, descubrieron el juego de la ganada de puesto.
El proceso de foto, huellas dactilares y firma fue de pocos minutos.
-En una hora le entregamos el pasaporte en la otra sala -dijo la señorita que me atendió.
En efecto, fuimos a dar una vuelta y al regreso, nos entregaron nuestro flamante pasaporte, renovado y vigente por 10 años.
Con excepción de la búsqueda de citas online, el resto fue coser y cantar.
Otra alegría que tuve esta semana fue recibir la devolución del Impuesto a la Renta del año pasado.
He presentado el Anexo y la Declaración de Renta a tiempo cada año. El Pato, un amigo contador, me sugirió que iniciara el trámite de devolución por si tenía saldo a favor por pago en exceso. No todos acceden a ese beneficio, pues depende de la actividad del RUC y de los ingresos, entre otros factores.
Cuando me acreditaron plata del SRI en mi cuenta de ahorros pensé: "será un error, tal vez yo deba pagar ese monto, tal vez…".
El Pato me dejó tranquila: es real y todo está sustentado con facturas y retenciones, por eso aprueban la devolución.
Finalmente, mi papá me pidió que revisara en su cuenta si ya le acreditaron la pensión jubilar. En efecto, desde el 18 de marzo, el IESS había acreditado su renta mensual con un incremento por "nivelación real".
-En septiembre del año pasado, el Gobierno pagó USD 300 millones al IESS. Así que los jubilados estamos tranquilos -comentó mi papá.
Recién que estuve en Argentina conversé con un jubilado sobre esto. Se quejaba de que no le alcanzaba para nada porque cada mes su pensión valía menos.
Una vez más agradecí la bendición de tener una moneda fuerte que no se devalúa.
-Antes los gobiernos sacaban plata de la Seguridad Social. Ahora están reponiendo la deuda. ¡Como es debido pues! -concluyó mi papá enfático.